Virgen de las Viñas Tomelloso
Cuadernos Manchegos
Cuadernos Manchegos

Pasemos al capítulo XLVIII de la primera parte del libro.

Como recordatorio, en este breve capítulo se narran dos hechos contrapuestos de amor. La historia romántica de Clara por un supuesto mozo de mulas, cuyo amor es imposible por la negativa de su padre a no querer ver casada a su hija de buen linaje con un mozo de mulas, que realmente es noble, y la contraposición de una aventura de Don Quijote motivada por el mismo amor loco de nuestro personaje por la amada Dulcinea, en una situación burlesca provocada por una malvada broma que le hacen la hija del ventero y Maritornes, que pudo terminar muy mal.

Se describe en primer lugar los hechos del amor entre el mozo de mulas y doña Clara y a continuación se presenta a Don Quijote en guardia anta la portada de la venta, donde es convencido de disponer su mano por un pequeño ventanuco que daba al exterior para que, en correspondencia pudiera tocar la mano a la pobre doncella, que estaba triste por no corresponder a su amado como él mismo y, como prueba, la daba su mano como muestra de ambos sentimientos.

Don Quijote totalmente iluminado, pensando que la joven que se encuentra detrás del ventanuco es doña Clara, se lo cree y va a la caballeriza y coloca a Rocinante debajo de la ventana y se sube a su lomo, colocándose de pie para poder alcanzar la pequeña ventana y, una vez situado, introduce la mano por el agujero al fin de tomar la mano de la supuesta moza enamorada. Maritornes y la hija del ventero -que son las que reamente han preparado la añagaza, simulando la voz de doña Clara-, inmediatamente cogen la mano de Don Quijote y le atan con una cuerda, dejándole en esa situación, colgado de la ventana.

Imagínense al pobre Don Quijote suspendido de la ventana y con Rocinante debajo.

 El miedo que tenía don Quijote estaba justificado, porque al menor movimiento de Rocinante quedaría colgado con el peligro de poder perder la mano. 

Don Quijote, por su parte le gritaba Sancho Panza, que estaba durmiendo en el pajar, pero estaba tan dormido y tenía tan felices sueños, que no escuchaba a su amo.

Pero la situación se agravó cuando llegaron unos caballeros a la venta y empezaron a dar golpes para que les abrieran y se impacientaban y , entonces ocurrió,  que una de las caballerías que se encontraba en la cuadrilla se acercó a Rocinante haciéndole caricias y, en ese momento, se movió en agradecimiento a las caricias recibidas de su compañero de fatigas y finalmente Don Quijote quedó colgando del muro con tal dolor que le pareció que perdería la mano, porque, para mayor incidencia, se quedó de tal forma que sus pies casi tocaban el suelo rozándolo, lo que forzaba a Don Quijote a intentar poder rozarlo para conseguir desembarazarse de la soga, lo que le produjo tal daño al realizar los esfuerzos que la muñeca parecía que se iba a partir en dos o algo parecido.

Finalmente, los caballeros consiguieron despertar al ventero y a los demás habitantes de la posada, entre ellos a Maritornes, que, suponiendo lo que le podía estar sucediendo a Don Quijote, le cortó las ataduras.

 Y aquí termina el capítulo donde se enlaza la historia de dos amores de distinta categoría, aunque ambos puros y sinceros: los de un amor imposible de doña Clara con el mozo de mulas y el amor ficticio posible con claros tonos de locura de amor de Don Quijote.

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