La Llanura Manchega no nos termina nunca de sorprender, porque a pesar de su seriedad y de su sobriedad debemos aportar que en su recorrido nos encontramos con la que denominamos “Mancha Húmeda”, porque no en balde nos podemos encontrar con el nacimiento de tres ríos en las zonas altas que transcurren por toda la llanura y son el Cigüela, el Záncara y el Guadiana, bien es cierto que los caudales de estos ríos son escasos, especialmente los dos primeros, que en pleno verano permanece secos, al igual que el Guadiana, donde sus aguas traspasan las capas de tierra y terminen llenando el acuífero subterráneo que es el que proporciona el agua de riego.
Además, podemos añadir como son también Zonas Húmedas, las diversas lagunas de tipo endorreico que aparecen en determinadas zonas, especialmente en la zona central del este de la llanura, a lo que hay que añadir e n la altiplanicie de las Lagunas de Ruidera con sus quince lagunas.
De esta forma, el aprovechamiento de las aguas subterráneas aportan imágenes de las numerosas casetas de riego, desde donde en grandes zonas riegan zonas de cultivos cerealistas, de viñedo y de otras plantas, ubicadas y orientadas en la zona centro-sur de las lagunas, mientras que otras explotaciones se nutren de riegos de pozos individuales.
Es, por tanto, equivocada la idea de sequedad que representa la Llanura Manchega, aunque como sabemos la precipitación ayuda muy poco, por lo que no es muy favorable para la realización de cultivos intensivos como en otras zonas, limitándose salvo casos excepcionales a cereales, viña, olivar y las típicas plantaciones de almendros y pistachos y de forma eventual algunos cultivos de hortalizas como melón y sandía, así como azafrán, ajos y otros.
