En nuestro anterior artículo comentamos la imagen de las plantaciones de almendros en nuestra Mancha natural como una evolución de gran importancia en la imagen que proporcionaba nuestra llanura manchega.
Bien es cierto que el almendro ya se venía cultivando en nuestras tierras desde siempre, pero nunca con la intensidad actual.
Sin embargo, en los últimos años se ha venido introduciendo un nuevo árbol, hasta ahora poco o nada conocido en nuestras tierras que ha venido utilizándose con éxito en nuevas plantaciones y no es otros que el árbol conocido con el nombre de pistacho.
El desarrollo de las plantaciones de pistacho en nuestra Región ha llegado a situarse como la de mayor superficie de España con unas 60.000 hectáreas, que suponen entre el 80-85 por ciento del total de superficie dedicadas en España y que se está llamado como el “oro verde”, debido a su producción y a sus precios.
Estas plantaciones no dejan de tener algunas consideraciones en cuanto a las características de la propia planta, pues se hace necesario plantar árboles masculinos y femeninos al ser una planta dioica; tiene una poda complicada y tarda mucho en entrar en producción, pero, por el contrario, dispone de una gran adaptabilidad, una buena productividad y unas necesidades de riego menores.
Esta evolución se ha hecho notable en el medio ambiente, pues es raro el término municipal en el que no exista alguna plantación de pistachos, teniendo en cuenta la excelente adaptación de esta planta en los suelos característicos de nuestra región, muy acoplados a las necesidades de este árbol.
A nuestros efectos paisajísticos su floración no es tan alarmante como el resto de plantas, aunque su presencia proporciona una sensación, tanto en invierno como en plena vegetación, más calmada y delicada que las plantaciones de almendros.
