Es indudable y no cabe duda alguna que muchos de los movimientos feministas actuales, provienen de igual forma de mujeres que hace años ya lucharon por intentar igualar a la mujer en derechos, oportunidades y accesos a la sociedad con las mismas posibilidades que la de los hombres y además influyeron en los movimientos que van desarrollándose actualmente y que ya están establecidos, habiendo florecido gracias a la lucha por mantener los conceptos de forma igualitaria. Esas mujeres se guardan en el recuerdo de generaciones por haber demostrado su continua labor de conseguir destruir los estereotipos sexuales existentes.
MARGARET MEAD. - (FILADELFIA, Estados Unidos, 1901-Nueva York, 1978). –
Fue una famosa antropóloga americana que tuvo una vida muy agitada, pues ya desde muy pequeña le gustaba visitar distintos lugares y transcurrió su vida sin parada alguna, pues su carácter le permitía estar continuamente ocupada, tanto en su trabajo profesional, que siempre le fue prioritario, que a sus actividades amorosas y afectivas.
Sus mayores experiencias las obtuvo de sus viajes y su estancia en Papúa Nueva Guinea, Samoa y Bali donde estudió en profundidad las costumbres y hábitos familiares y sociales de los distintos procesos familiares de los habitantes de esas zonas en los procesos de niñez, juventud, adolescencia y madurez , de la que obtuvo grandes conclusiones y donde escribió su primera publicación titulada: “Adolescencia, sexo y cultura en Samoa”, editada en el año 1928, cuyas indicaciones constituyeron unas conclusiones que dieron paso a una revolución en la antropología y que culminó con su primer libro titulado: “Sexo y temperamento en las sociedades primitivas”, publicada en 1935, que de nuevo produjo una variedad de discusiones sobre el tema de las funciones de los hombres y de las mujeres en estas sociedades primitivas, con un cúmulo de experiencias y vivencias en la selva, donde tuvo que sufrir distintas penalidades, con el contagio del paludismo y distintas vicisitudes que pasó en su estancia.
En este proceso de vida social le llevaron a la conclusión que las diferencias de la forma de obrar de hombres y mujeres, no era cuestión del sexo, ni eran inmutables, ni perennes, sino que se encontraban en función del tipo de cultura, lo que produjo un sinfín de apuestas y críticas de todo tipo y aspectos en ambos sentidos.
En definitiva, sus conclusiones, tan criticadas por un lado y alabadas por otro, fueron las que introdujo el concepto de “género” y no de sexo, concepto tan llevado en nuestros días y tan aplaudido.
Margaret fue una mujer impulsiva y agresiva, pero le gustaba vivir en sociedad y rodeada en todo momento de personas, amistades y gentes de buena compresión. Era una gran conversadora y también tenía la habilidad de saber escuchar, entender y aprender.
Su vida amorosa estuvo marcada por contraer tres matrimonios. El primero con un sacerdote protestante, cuando tenía 22 años, en contra de la opinión de sus padres. Con el segundo marido, tuvo una hija, también antropóloga. Se divorció en tiempos en que no estaba bien visto este hecho social y finalmente, con la muerte de su tercer marido, en el año 1950, vivió hasta su fallecimiento con la antropóloga Rhoda Metraux.
En el año 1978 le diagnosticaron un cáncer de páncreas, falleciendo seis meses después en noviembre, a la edad de 77 años.
::: Fue la creadora en el mundo de la sociedad del concepto de ”género”, actualmente en moda en los movimientos feministas”.
::: Obtuvo un puesto en el Museo Americano de Historia Natural, donde trabajó durante 30 años y también fue miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos y obtuvo varias distinciones.
::: Produjo 39 libros, escribió 13, desde 1928 a 1972, 1.397 artículos y 43 obras filmadas o grabadas y numerosas conferencias.
::: Dirigió el Comité de Hábitos Alimenticios, organismo que dio origen a la UNESCO.
::: Fue una mujer que con sus trabajos dio importancia a la antropología y a la consideración de sus estudios y una mujer entregada a sus trabajos en esta parte de la biología humana.
::: Margaret conservó durante toda su vida, a pesar de los tres matrimonios contraídos, su propio apellido.
