Qué tal ha ido la consulta?
– Bueno …hoy tenía el día torcido.
– Quién? Tú?
– No, mi médico.
– Jo, tía.
– Nada. Me dijo que fuera con Fran para que hablásemos lo del embarazo, y cuando lo ha visto le ha dicho que qué hacía aquí y que no podía entrar.
– Jolín.
– Sí. Pero bueno. También me viene bien que esté porque me explica tantas cosas que no me da tiempo a asimilarlo todo.
– ¡Cómo me molesta que el mundo gire en torno a cómo trae el día una persona!
– Ya. No es la primera vez que le pasa. En marzo tengo consulta y tengo que hacerle varias preguntas. Llevo una lista súper larga.
– Vaya! Por eso se pone tensa contigo. Sí es que los profesionales queremos un paciente que entre, se siente, diga "sí waná" y se vaya. Pero es que esto no va así. Cada paciente es único. Es lo que tiene trabajar con personas, no con enfermedades.
– En marzo te contaré. De momento la última reso está igual.
– Sigo pensando que la actitud es lo más importante. Sí, tener muchos conocimientos está genial, pero sin empatía, no se trabaja igual. No somos máquinas. ¿Por qué no te cambias de neuro?
– De momento, no. Cuando cambie de trabajo y me vaya a otra comunidad autónoma. Es que cuando tengo que ir tiemblo porque no sé cómo va a reaccionar o cómo va a estar. Y claro, no le puedes decir nada.
– No soporto que tengamos que depender así de alguien. Cuando en realidad el/ella está ahí para nosotros. No nosotros para el/ella. Obviamente soy fiel defensor del sistema público, pero cada vez tengo menos fe en él. Es como pedirle al agua que moje, el agua ya de por sí moja. Bueno, a no ser que esté congelada, jeje.
– No digo que vayamos súper happys al curro, pero tampoco como si estuviéramos en Austwitzch. En mi servicio va la peña amargada. Y no me lo explico. Puede haber un día malo, claro, pero no como si fueras al matadero. A ver sí, la responsabilidad te hace estar muy alerta, pero si tienes estrés pues mira ves al psicólog@, medita o haz yoga, pero no lo paguemos con los demás.
– Ayer leí que hay un deportista profesional que su equipo le ha hecho un contrato hasta el 2027, por una exageración de millones. Sí, es un talento innato y un crack, pero a nosotr@s de seis meses en seis meses nos van renovando, cruzando los dedos para que lo hagan. Y luego muchos aplausos y muchas salidas al balcón…
– No entiendo cómo estamos más o menos bien de salud con un sistema así.
– Totalmente de acuerdo contigo. Y luego las guerras internas entre profesionales: él de urgencias peleando con el médico/a de la UCI para que tenga una cama un paciente, con el radiólogo/a de guardia para que le hagan un TAC. Y en función de quién trabaje ese día, tu vida o la de tu padre, tu madre… esté a expensas de esa pérfida casualidad. ¡No entiendo cómo no pasan más cosas!
– ¡Menos mal que tú trabajas en el hospital!
– Claro. Pero no todo el mundo tiene a un amigo o familiar que trabaje en el hospital para que pueda ayudarle.
– La verdad que desde que me diagnosticaron la miastenia gravis he descubierto cosas que no había pensado que ocurrieran. Y bueno este segundo tratamiento hormonal para tener hij@s no ha funcionado tampoco. Pero estamos guay. En abril nos vamos a las Maldivas.
– Hacéis mu' requetebién. Disfrutad lo que podáis.
– ¿Te conté que me he hecho socia de un club de fumadores?
– ¡Qué interesante!
– Sí. Para poder comprar CBD tienes que ser soci@.
– Por lo visto tiene un montón de propiedades.
– Ya te digo. Me va bastante bien.
– El sistema canabinoide regula infinidad de sistemas en nuestro cuerpo.
– ¡Ojalá llegue pronto este tipo de tratamientos al sistema público!
– Luego me vas contando, Jenny. Dame un abracete.
– Ciao Óscar.
Punky Bruster
