Se la conoce como la «fiesta de las mujeres», puesto que son ellas quienes adquieren relevancia durante las celebraciones. A lo largo de dos intensas jornadas –el viernes 7 y el sábado 8 de febrero– tendrá lugar esta celebración, que entronca con las tradiciones ancestrales de Cogolludo.
El programa de esta fiesta en 2025 comenzará el día de vísperas –que coincide con el viernes, 7 de febrero– a las 17.30 horas. En ese momento, las mujeres de Cogolludo se reunirán en la plaza Mayor. Desde allí, acudirán al tradicional volteo de campanas, en la Iglesia de Santa María, y a las vísperas.
Seguidamente, la comitiva se dirigirá hacia la casa consistorial, donde –desde las 18.30– se procederá al nombramiento de la Alcaldesa Mayor, que este año es Gema Ayllón, para dar lectura al pregón oficial de las fiestas. “Es un honor y un orgullo ser la Alcaldesa Mayor de las Águedas. Llevo viviendo esta fiesta desde que tengo uso de razón, bailando los bailes regionales, vistiéndome con el traje típico y participando en todas sus actividades. Para mí, es muy importante mantener y reforzar esta tradición. Con los tiempos que corren, la gente se desvincula y la participación baja. Fue mi madre quien me inculcó la devoción por Santa Águeda. Ser Alcaldesa Mayor significa para mí dar un paso más para mantener el legado de las que me precedieron, y también para transmitírselo a las nuevas generaciones”, señala.
Una vez concluida la intervención de Gema, un munícipe cogolludense le hará entrega del bastón de mando, que la Alcaldesa Mayor deberá custodiar hasta el final de la fiesta.
Poco después –a las 19.00 horas– se procederá a visitar la residencia de mayores, mientras que a las 19.30 se ofrecerá una limonada, así como la actuación del grupo flamenco Caramelo en las Escuelas.
Sin embargo, el día grande será el sábado, 8 de febrero, cuando –desde las 11.00 horas– el gentío se volverá a reunir en la Plaza Mayor para nombrar a la Alcaldesa de Honor, un cargo honorífico que este año le corresponderá a Fátima Gismero. La afamada repostera recibirá el bastón de mando a las 11:15 horas en el mismo Salón de Plenos. A las 11.45 horas se desarrollará la misa en la Iglesia de Santa María, para –a continuación– proceder a la ofrenda floral y la procesión en honor de Santa Águeda.
Tras ello –a las 13.15– se ha previsto un baile vermú, donde se llevarán a cabo los famosos bailes regionales, en la plaza Mayor, mientras que a las 15.15 se podrá acudir a una comida de hermandad en el palacio ducal de Cogolludo (previa inscripción). Las fiestas de este año se cerrarán con un baile público en las Escuelas y con la degustación de un rico chocolate con churros, en el mismo lugar.
La fiesta de las Águedas de Cogolludo, declarada de Interés Turístico Regional, es posible gracias a la colaboración del Ayuntamiento de Cogolludo y de la Diputación Provincial de Guadalajara.
Sobre Fátima Gismero
El camino de Gismero hacia la pastelería comenzó a los 16 años, cuando dejó atrás la ciudad de Guadalajara para asistir a la escuela de pastelería en Madrid. El tiempo que pasó en la panadería familiar -es nieta e hija de panadero- localizada en Pioz (Guadalajara) le permitió aprender las técnicas del oficio de manera fácil y natural. En Barcelona perfeccionó su oficio estudiando en EPGB (Escuela de Pastelería del Gremio de Barcelona). Trabajó en pastelerías con los mejores profesionales del sector, y participó en numerosos concursos de pastelería.
Su camino hacia la gastronomía molecular llegó por casualidad. Mientras trabajaba para Solé Graells, distribuidor oficial de los productos del famoso restaurante El Bulli de la familia Adria, tuvo que sustituir a una compañera de trabajo. Afortunadamente, Gismero es una aprendiz visual y, al igual que su tiempo en la panadería familiar, había pasado horas observando. Una vez más, aprendió rápidamente, sumergiéndose en el oficio.
Se le encomendó la tarea de crear nuevas texturas, como espumas, gelatinas y espesantes, y fue invitada a las cocinas de los restaurantes con estrellas Michelin, como Mugaritz y Disfrutar, para aprender nuevas técnicas.
Hoy, Fátima se encuentra de nuevo en el aula, compartiendo su pasión y curiosidad con sus alumnos por toda España. También se ha hecho cargo de la panadería familiar, ahora Panadería Pastelería Fatima Gismero, en Pioz (Guadalajara). Fátima cree que es importante mantener las raíces y las recetas de la panadería, por lo que todavía crea pasteles tradicionales como perrunillas, pastas de almendra y tarta San Marcos. Pero también ha introducido nuevos productos que incluyen una línea de tabletas de chocolate gourmet y galletas saludables con harina de espelta local e ingredientes «super» como cúrcuma, remolacha y espirulina. La incorporación de la gastronomía molecular no siempre tiene por qué ser un espectáculo; en la panadería, ayuda a Fátima a mantenerse fiel a los ingredientes y respetar los productos de alta calidad que se utilizan en el obrador.
Para Fátima, su trabajo es lo que le permite ser libre y creativa, y su curiosidad continúa impulsando su exploración de la gastronomía molecular. Y aunque el trabajo es difícil, tanto física como mentalmente, la recompensa de alguien que disfruta y ama lo que ha creado hace que valga la pena.
Entre otros muchos reconocimientos, Fátima Gismero fue ‘Pastelera Revelación’ en Madrid Fusión Alimentos de España 2021, reconociendo su talento y creatividad como uno de los mejores de la pastelería y la cocina dulce de nuestro país. En la actualidad, Fátima imparte clases en la Universidad MACC (Madrid Culinari Campus), un proyecto apadrinado por Ferrán Adria y Andoni Luis Aduriz. “Para mi es un honor que una pastelera haya sido elegida para ser Alcaldesa de Honor de Cogolludo. Tengo amigos en Cogolludo y sé lo que significa esta fiesta para el pueblo. Me ha hecho mucha ilusión que les parezca bien que sea yo la alcaldesa por un día”, afirma Gismero.
El origen de todo
La fiesta de Santa Águeda presenta –en Cogolludo– una trayectoria de varios siglos, según se documenta tanto en legajos eclesiásticos como consistoriales. La primera referencia de esta celebración se remonta a finales del siglo XVI. Se puede consultar en el «Libro de rrentas y propios de la villa de Cogolludo que comiença el año 1594». En él se incluye un asiento que dice así: «Ytem dos rreales que pagó de los derechos de la missa del día de Santa Águeda al liçenziado Alonso Criado (cura teniente de la iglesia de San Pedro) que diçe cada un año este Conçejo».
El hecho de que pagara el Concejo los oficios de esta santa indica que se trataba de una fiesta popular. Incluso, en el mencionado compendio se indicaba: «que diçe cada un año este Conçejo”. En consecuencia, y aunque la referida es de finales del XVI, es muy probable que –en aquellas fechas– ya se tratara de una costumbre establecida en el municipio.
Hacia el siglo XVIII se pierde el rastro de la celebración, siendo a inicios del XX cuando se recuperó. Empero, esta rehabilitación fue –todavía– muy endeble. Lo único que se recuerda es que se volteaban las campanas de la parroquia de San Pedro, celebrándose los actos religiosos en dicho templo. Además, las mujeres se reunían para merendar y, por la noche, se hacía baile con el organillo, donde las mozas sacaban a bailar a los hombres.
Pasada la guerra civil se retomó la tradición con todo su vigor. En 1945 se formó la primera junta que se hizo cargo de instaurar la fiesta. Una celebración que, como no había imagen de Santa Águeda –había sido robada durante la contienda–, consistía en merendar juntas las mujeres y organizar el baile que mantenía el privilegio femenino de sacar a bailar a los varones.
La fiesta religiosa se inició en 1950, año en el que con la nueva talla mariana se pudo hacer la procesión. Así, la tradición fue celebrándose anualmente, hasta que en 1980 se le dio un nuevo empuje a la misma. Se estrenaron los trajes típicos regionales que se habían confeccionado en el Taller de Artesanía de la localidad. Aquello fue el punto de arranque del auge de la citada indumentaria. Hoy, son cientos las ciudadanas que lo lucen en las celebraciones cogolludenses en honor a Santa Águeda.