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Cuadernos Manchegos
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Fruto de la colaboración de su consistorio con el Consejo Regulador, desde hoy, Campo de Criptana (Ciudad Real) dedica un espacio a la historia y evolución del vino de La Mancha con la recreación un espacio museístico en un molino de viento. Se trata del molino conocido como Inca Garcilaso cuya adaptación en un año de remodelación se ha convertido en una apuesta más firme y decidida del municipio criptanense por el enoturismo en la zona.

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Como ha reconocido el alcalde criptanense, Santiago Lázaro, la idea inicial surgió en 2020, durante la pandemia y era “dotar de valor a un producto tan nuestro y tan importante en La Mancha como el vino, con el mismo significado universal como elemento transformador de esta tierra que tiene hoy día un molino de viento”.

En ese sentido, como apunta la edil de cultura y turismo del ayuntamiento criptanense, Rosana Fernández, el proyecto se integra dentro del plan de Sostenibilidad turística en destinos de Campo de Criptana, cuya idea esencial es “dotar de contenidos a los molinos de Criptana”.

Un reconocimiento que ha querido agradecer el Presidente del Consejo Regulador, Carlos David Bonilla, “ya que tener aquí un molino dedicado al vino es motivo de orgullo para los 15.000 viticultores que conforman la Denominación de Origen La Mancha”.

Para ello, el museo molino Gigante del vino de La Mancha ha contado con un presupuesto superior a los 30.000 euros, de los cuales el Consejo Regulador aporta 10.00 mientras que la  Diputación provincial de Ciudad Real colabora con otros 15.000 euros. Precisamente, su Vicepresidente, el alcazareño, Gonzalo Redondo ha valorado la importancia de este “recurso turístico que no solo es de Campo de Criptana, sino tan importante que se va a beneficiar toda la provincia”.

Moderno, interactivo y atractivo

El museo respeta la estructura original de tres plantas del molino planteando una visita interactiva que recoge la tradición e historia de La Mancha vinculada al vino, cobrando un protagonismo especial las propias bodegas anfitrionas de la villa de los molinos.

Según señala Rosana Fernández, la planta baja del molino muestra las raíces históricas del vino en la península Ibérica ligadas al influjo de la cultura clásica, donde el consumo de vino “tenía un valor más ritual y sagrado que alimenticio, para después conocer cómo llega a nuestra región y municipio en Campo de Criptana”, en un espacio concreto en la segunda planta, que dota de protagonismo a las bodegas anfitrionas como Bodegas Símbolo, Vinícola del Carmen, Bodegas El Vínculo, Bodega Castiblanque, Bodegas Viñasoro, Grupo Huertas y Bodegas del Saz.

La visita se cierra finalmente en la tercera planta dedicada propiamente a la Denominación de Origen La Mancha, como “ese gran paraguas que acoge a los principales productores de la región y que debemos también potenciar”.

Criptana

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