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Tomelloso
viernes, enero 31, 2025
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Nuestra pobreza interior es tanta que es imposible verla.

Apenas si nos hemos concedido un respiro de tranquilidad en pleno luto oficial, cuando el lazo negro es seña de identidad en todos los medios y edificios oficiales  y, de nuevo la irresponsabilidad y la ausencia de las medidas de seguridad, que deben proteger a toda la ciudadanía, saltan las alarmas por el botellón celebrado en Tomelloso el pasado sábado 30 de mayo.

Si la libertad es acampar sin freno ni miedo al contagio, entonces ese concepto carece de fiabilidad.

Se nos están enviando mensajes subliminales desde la publicidad al comportamiento social con argumentos de tolerar lo que debe ser intolerable. Pero afirmar esto, es quedarme expuesta a ser tildada de intolerante o, a no ser políticamente correcta. Las frases también marcan tendencias y acotan la verdadera libertad acotándola.

Me avergüenza ver las imágenes de esa basura extendida en mitad de la extensión de un recinto que hasta el pasado sábado se ha prohibido el mercadillo, medio de vida de muchos autónomos, ahora arruinados muchos de ellos. Y siento que si permitir esa reunión, es tolerancia y libertad no experimento gozo alguno por permitirse.

Sumergirnos en esa forma lúdica de diversión es propagar el consumo de drogas, alcoholismo y sustancias perjudiciales a un grupo social que son el futuro. Porque si la libertad de nuestros jóvenes es dejar que se comporten como barbaros sin respeto por el tan aireado medio ambiente y el debido civismo que es la convivencia de todas las ciudades, entonces esa libertad es libertinaje. y la responsabilidad para  no alentarlo y corregirlo recae en las autoridades civiles.

Somos libres verdaderamente cuando nuestra libertad no hiere ni lastima la libertad del otro. Porque la libertad  es tan importante que ha marcado el  pasado para llegar a este presente.

Se nos han dado pautas para resistir la pandemia del Cobid19 y las hemos respetado, casi todos, velando por nuestra seguridad y clamando por las miles de muertes sucedidas. No ha sido fácil alcanzar esta meta y de ello tenemos escollos políticos casi insalvables en nuestra pequeña historia de cada día. Y de pronto Tomelloso vuelve al panorama de la noticia por ese botellón celebrado enfrente de dos residencias de ancianos; de personas mayores, de viejos, tan poco valorados por sectores sociales actuales.

La sociedad olvida lo rápido que pasa la juventud y lo pronto que llega la senectud, la vejez. Mi madre, me solía decir lo que a ella le dijo la suya: “Lo que yo soy hoy, mañana tú lo serás, y lo que tú eres, ayer lo fui yo.” Una frase que encierra sabiduría en la cuesta de la vida y que además, en mi familia ha significado el respeto y cuidado de nuestros mayores.

Las redes sociales se han llenado de frases contrarias a la celebración de  ese botellón y de nuevo se pregunta a donde estaba la orden para  impedirlo. Recordando que la primera autoridad de un municipio es el equipo de gobierno de los ayuntamientos.

Estamos inmersos en un péndulo que va y viene de un lado a otro con el vértigo de quedarnos heridos si nos alcanza, y ante ese derecho de ejercer la libertad mal entendida está la imposición del mal comportamiento. Que es lo que ha ocurrido en una población lastimada y dolorida como es Tomelloso.

No creo demasiado en las libertades manipuladas vengan de quienes vengan, creo que la palabra libertad hay que llevarla grabada en el interior del alma, del pensamiento, para conocer el respeto que de ella emana.

Nuestra pobreza interior es tanta que es imposible verla con tantas señales de soberbia e incultura.

Natividad Cepeda

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