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miércoles, abril 16, 2025
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Universidades privadas: ¿Progreso o privilegio?

Artículo de opinión de Ascensión Palomares Ruiz, catedrática y presidenta de la Asociación Europea "Liderazgo y Calidad de la Educación"

El panorama universitario en España, en los últimos años, ha experimentado un crecimiento notable del número de universidades privadas. A fecha de abril de 2025, el país cuenta con 91 universidades: 50 públicas y 41 privadas, según datos del Ministerio de Universidades. Este auge, que ha visto un incremento del 18% en la matrícula estudiantil desde 2008 (alcanzando 1,8 millones de estudiantes en el curso 2023-2024), refleja una tendencia hacia la privatización impulsada por los recortes en la financiación pública, la demanda de programas especializados y políticas autonómicas favorables al sector privado. Sin embargo, Castilla-La Mancha se mantiene como una excepción en el contexto nacional: es la única comunidad autónoma que no cuenta con universidades privadas ni tiene planes de crearlas, apostando exclusivamente por un modelo público liderado por la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) y la Universidad de Alcalá (UAH).

El crecimiento de las universidades privadas en España no ha sido uniforme. Madrid, por ejemplo, cuenta con 13 universidades privadas frente a 6 públicas, mientras que en Andalucía se han aprobado cinco nuevos centros privados desde 2018. Según el informe U-Ranking 2024, las universidades privadas concentran el 20,8% de los estudiantes de grado y el 49% de los de máster, destacando en empleabilidad (con una brecha salarial favorable para sus egresados entre los 3 y 5 años tras graduarse) debido a su enfoque práctico y a sus alianzas con empresas. Sin embargo, este modelo tiene sombras: las universidades privadas presentan unos costes de matrícula significativamente más elevados, situándose entre 9.000 y 12.000 euros anuales, frente a los 1.000 a 2.000 euros de media en las universidades públicas, según datos del Ministerio de Universidades. Esto agrava la desigualdad de acceso, limitando la educación superior a quienes pueden pagarla.

Igualmente, la calidad educativa es un punto de fricción. Mientras algunas privadas, como IE University o ESADE, figuran entre las mejores del mundo en rankings como el World University Rankings 2025, otras han sido criticadas por priorizar el lucro sobre el rigor académico. En respuesta a estas preocupaciones, el Gobierno central, en abril de 2025, aprobó un real decreto que endurece los requisitos para crear nuevas universidades privadas, exigiendo más personal doctor acreditado y recursos para prácticas, tras denuncias de “fábricas de títulos” que afectan al prestigio del sistema.

En Castilla-La Mancha, la ausencia de universidades privadas convierte a la UCLM en el eje del sistema educativo superior. Con más de 30.000 estudiantes y 2.300 profesores en sus campus de Albacete, Ciudad Real, Cuenca, Toledo, Talavera de la Reina y Almadén, la UCLM oferta 50 titulaciones de grado y más de 100 programas de posgrado. Según su memoria académica 2023-2024, el 81,6% de sus egresados encuentra empleo en los primeros años, un dato competitivo frente a la media nacional, aunque inferior a las privadas top en rapidez de inserción laboral. Sin embargo, este modelo también enfrenta retos. La falta de competencia privada limita la diversidad de oferta académica y la innovación en metodologías, áreas donde las universidades privadas suelen destacar. Por ejemplo, mientras en Madrid o Cataluña proliferan programas en inteligencia artificial o negocio internacional, en Castilla-La Mancha, la UCLM continúa centrada en titulaciones más tradicionales, con menos énfasis en especializaciones de vanguardia. A ello se suma la alta demanda frente a la limitada capacidad de admisión: la UCLM recibe más de 12.000 solicitudes anuales para unas 6.000 plazas de nuevo ingreso, lo que deja a una parte significativa del estudiantado sin acceso a la universidad pública regional. Muchos de estos jóvenes optan por continuar sus estudios en otras comunidades autónomas o en universidades privadas.

El caso de Castilla-La Mancha plantea un dilema frente al resto de España. Por un lado, su apuesta pública preserva la educación como un derecho, evitando la exclusión por ingresos. El coste medio por estudiante en la UCLM (unos 1.200 euros/año) contrasta con los 10.000 euros de una privada media, según el Observatorio del Sistema Universitario. Por otro, la falta de universidades privadas podría estar frenando la competitividad regional en un mercado laboral global que valora la especialización y las redes de contactos que las privadas a menudo ofrecen.

A nivel nacional, el debate sobre el rumbo de la educación superior se intensifica: ¿debe la educación superior ser un ascensor social universal o un terreno de competencia donde el mérito y el poder adquisitivo definan el acceso? Castilla-La Mancha, demuestra que es posible sostener un sistema público fuerte y comprometido. Pero también evidencia que ese modelo necesita adaptarse a los nuevos tiempos. Quizá la solución no esté en elegir entre público o privado, sino en integrar lo mejor de ambos: calidad, accesibilidad e innovación al servicio de una sociedad más justa, formada y solidaria.

Dra. ASCENSIÓN PALOMARES RUIZ

CATEDRÁTICA

PRESIDENTA DE LA ASOCIACIÓN EUROPEA “LIDERAZGO Y CALIDAD DE LA EDUCACIÓN”

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