Dedicamos este artículo a alguna particularidad que nos encontramos en todas las cuevas y que son necesarias e imprescindibles que requieren un correcto funcionamiento en el interior.
Es por todos sabido que la transformación de la uva en vino pasa por varias fases, comenzando con la preparación del mosto y que esa masa líquida en condiciones adecuadas de temperatura comienza a fermentar por acción de las levaduras que transforman el azúcar de líquido en alcohol con desprendimiento de gas (CO2), que es tóxico por inhalación y se va concentrado en la cueva y como es más pesado que el aire va formándose y ocupando las capas del suelo de abajo hacia arriba.
Por lo tanto, se hace necesario que en las cuevas se disponga de una forma de ventilación que consiga que este gas salga del espacio de la cueva.
Todos sabemos que cada cueva tiene su sistema de que este gas que todos conocemos como ”tufo” ya ha producido más de una muerte en las cuevas por inhalación del gas, que al ser inodoro pasa desapercibido.
La historia del efecto del ”tufo” en las cuevas ha dado lugar a numerosas historias, reportajes e incluso películas.
Es indudable que cuando comienza la fermentación, para entrar en las cuevas hay que tomar las debidas precauciones y aunque su presencia no es perceptible por el ambiente que se produce en el espacio, hay que averiguar hasta qué punto es dañino o no.
De forma muy resumida conocemos algunas de las medidas más rutinarias para controlarlo.
Una sencilla herramienta es colocar en el suelo de la cueva una llama o brasas encendidas al comienzo de la fermentación , si existe peligro, indudablemente las llamas o las brasas permanecerán apagadas por la asfixia de aire puro que ocupa el gas, lo que ya nos da la pista de no poder acceder.
Otra precaución era la de bajar por la escalera con una antorcha o madera encendida extendida del cuerpo e ir descendiendo hasta que la llama se apague, lo que indica la altura que ha alcanzado el gas.
Hoy actualmente se encuentran aparatos monitores de detección de dióxido de carbono.
Recordar que no solamente es el tufo producido en la fermentación, sino también en los orujos después de la fermentación que queda en los depósitos, que no se percibe por no tener olor y dar el dato que cada litro de vino producido puede ocasionar 50 litros de gas.
VENTILACIÓN DE LAS CUEVAS
No hemos de olvidar o de decir que el sistema de ventilación es uno de los sistemas que permiten el vaciado del gas de las cuevas y simplemente consisten en espacios que permitan la salida del aire por ciertos lugares.
En nuestro Tomelloso esta salida que proporciona esta ventilación se denominan “lumbreras” que se encuentran en la parte más alta de la cueva y se alinean al exterior de la calle protegidas en el exterior por una pieza de material metálico con láminas de hierro que sobresalen al exterior de las calles, estas piezas metálicas son instaladas de tal forma que permiten ser pisadas por los pies de las personas y que conservan en lo posible la alineación de las aceras y podemos encontrarnos con distintos modelos. Muchas de ellas realizadas por los herreros y, en algunos casos, utilizando llantas de piezas de coche de resto de raíles de trenes. Nosotros hemos encontrado 40 modelos distintos de lumbreras en las calles de Tomelloso.
Las dimensiones medias, que suelen ser homogéneas en toda la población son de 0,90 a 1,10 metros de largo y de 0,80 a 0,90 de ancho.
La función de estas lumbreras no son únicamente las de airear las cuevas sino también:
a) Permitir disminuir la temperatura de la cueva.
b) Proporcionar más luz e iluminación al espacio de la cueva
c) Permitir poder pasar utensilios, herramientas y otros aparatos a través del hueco.
d) En las primeras construcciones de cuevas se introducían las tinajas de barro por estas lumbreras, cuyo hueco posteriormente era reducido el diámetro por el interior mediante obra de albañilería.
En esencia la placa consiste en una pieza rectangular con cercos de hierro sobre el que se apoyan barras o pletinas soldadas de forma transversal y perpendiculares, enclavadas con soldadura o clavos rígidos.
Además, la colocación de las lumbreras en la acera de la calle debía reunir una serie de condiciones:
a) Mantener la alineación de la acera de la calle para evitar caídas a los peatones.
b) Que tenga consistencia y solidez para evitar roturas o caídas.
c) En tercer lugar que en su manejo pudieran manipularse con comodidad al abrir o cerrar sin perjuicio de terceros.
El entramado de la lumbrera era suficiente para la aireación de la cueva siempre que hubiera corriente de aire proveniente de un segundo punto y tiene el inconveniente de que se introducen por el espacio diversos productos, piezas y otras suciedades provenientes de la calle de forma accidental o provocada por la utilización por parte de los vecinos de basura y diversos objetos, de la que por mera curiosidad hemos realizado un curioso e interesante inventario de lo encontrado.
En estos casos es frecuente que debajo o encima de la base de la placa de la lumbrera encontramos en muchas de ellas unas finas mallas metálicas de fina malla que impiden la entrada al fondo de la cueva de objetos de mayor dimensión que el mero polvo de las calles.
En otras regiones de España la salida de este aire de las cuevas se realiza a través de las llamadas: “cerceras”, “luceras, fumeros, “tuferas” o bien “zarceras” de distintas formas, pero, en general, son altas chimeneas que destacan del techo de la cueva que proceden de la misma cueva en forma de cono cilíndrico muy conocido en ciertas zonas, aunque existen de otros materiales incluso metálicos o bien como simples chimeneas cuadradas de ladrillo, piedra o cerámica.
Pasaremos en otros artículos a segur caracterizando nuestras cuevas en otros aspectos también interesantes y diferenciadores.
