Ya se van los camiones. Ya recogen las atracciones. Esta noche no habrá música, ni luces, ni olor a algodón de azúcar. Llega septiembre, y hay que volver al colegio. Estrenaré para la clase de gimnasia las nuevas zapatillas que me ha regalado mi abuela.
No entiendo porqué mis padres tenían ganas de que acabase la feria! Será por toda la ropa que se ensucia con el polvo y la arena.
He pasado por el puesto de los juguetes, creo que mil veces, incluso de día. Aquella escopeta me ha encantado, y el tractor de metal también.
Tengo ganas de ver a Ramón. No lo he visto en todo el verano.
Espero que no se llene todo de hormigas con alas atraídas por el olor a mosto. Me dan un poco de repelús.
Mañana quedaré con los colegas para salir con los monopatines que nos hemos feriado. Y bueno, ya el cole, pero todavía puedo echarme la siesta. Sólo hay cole hasta la una y media. Lo único que no me mola nada es que se empieza a hacer de noche antes.
¡Qué rápido ha pasado el verano! Por lo menos he podido leer un par de libros. Y estoy súper flaco. Habrá sido que no he parado de jugar al fútbol. Y bueno, la bici hasta de noche ha hecho lo suyo. La verdad es que está guay comerse el bocata dando pedaladas como hacen los ciclistas del Tour.
¿Que es éso? Ah, es el ruido del afilador. Por casa de mis padres no se oye. Y el turronero tampoco. Mis padres fueron anoche al baile. No dejan pasar a los niños me han dicho. Aunque se duerme muy bien aquí, no hace calor.
Están llamando a la puerta. Es mi tío, creo que trae churros y chocolate, aunque a mí me gustan más los buñuelos.
¡Ya voy abuela!.
Tacha Olmedo