Pues sí, bien podríamos interpretar nuestro título, porque evidentemente en estos días de celebraciones nos encontramos con dos elecciones que el mundo religioso y el festivo se encuentran de forma paralela en nuestras tradiciones.
Así estamos con un ambiente festivo, familiar y social como es la celebración del Halloween, tan festejado en los ámbitos especialmente dedicados a la enseñanza y a l@s nin@s de edades más pequeñas y de frecuencia actividad en los colegios con actos de todo tipo y donde se prestan a figuras que no suelen ser muy simpáticas en cuanto a su conformación, sino que se adornan con especiales pintadas que representan misterio, miedo y en ocasiones terror, y, como todos sabemos una liturgia conmemorativa en honor a los muertos, a los santos ,a los mártires y a todos los difuntos.
Las costumbres cristianas se centran más especialmente en la visita a los cementerios para pasar recuerdo y cariño a los familiares enterrados y que se llenan de flores para aquellas personas queridas en el ambiente de nuestros cementerios, donde es necesario recordar el cortejo que permanentemente protegen a nuestros fallecidos de los cipreses, árboles majestuosos que, por su seriedad, sobriedad y frondosidad, casi nos impone la necesidad de obligarnos a respetar y cuidar de los fallecidos y nos aportan confianza de dar seguridad y protección de las tumbas que, a pesar de parecer árboles excesivamente serios, hay que tomarlos en realidad como un agradecimiento por intentar demostrarnos que todo está en orden y que el lugar que ellos ocupan son portadores de un cariñoso afecto de todos nuestros familiares y amigos y, además, de estar dispuestos en cualquier momento, a defender nuestros depósitos humanos y demostrar que debemos confiar en ellos -son nuestros soldados de confianza-.
Por lo tanto, nuestros cipreses no deben ser árboles que nos muestren tristeza, ni síntomas de secretos y misterios, sino dar la imagen de nuestros protectores, de comportarse cariñosos y afectivos de nuestras personas fallecidas y que nos proporcionan esa sinceridad y seguridad. Son nuestros amigos y nuestros compañeros del futuro.
En estos días de celebraciones de todos los Santos, también es frecuente la existencia de otras actividades como la presencia de los puestos dedicados especialmente a la venta de frutos secos típicos de estos días y de estas fechas, como los puestos de castañas, de almendra, de piñones y de otros frutos típicos tan característicos, donde conocemos la frase ”ir a por el puñao” que puede ser un uno o dos, que comparativamente une el sentido de este artículo entre las dos características de estas fiestas “Halloween” y recuerdo y respeto a nuestros seres queridos.