Poema: TENER Y DESEAR
Tengo mujer y dos hijos,
una casa y un trabajo.
Tengo un solo reloj y un coche viejo.
No tengo gatos ni perros,
pero tengo muchos libros
Y ahora que voy a cumplir un año más
aspiro a ser un alegre jubilata.
Quiero tener una nieta
y en mis ratos libres,
seguir cuajando tortillas de patata.
Pedro Antonio González Moreno en su excelente ensayo titulado "La musa a la deriva" apunta varios nombres que coinciden en la idea del porqué se escribe poesía. Ellos dicen: Son el mundo interior de la persona y la necesidad de transmitir sentimientos, y añado, aunque estos sean puntuales, banales o superfluos, son el escape y el intento de mostrar la sensibilidad que produce la belleza, la pasión, el dolor, la tristeza, la ternura o la espontaneidad que se percibe en un instante.
Estos sencillos y sinceros versos referidos al principio, que no están publicados en papel y que andarán perdidos en la nube, fueron una exigencia del momento. Comprimidos en el archivo virtual pretenden salir del encierro publicándose en la suave y olorosa página. Un poema que pretende describir un desenfadado balance emocional de realidades y anhelos que, pasado el tiempo, y en estos momentos según el título, merecen una revisión a fondo.
Porque las palabras escritas permanecen, pero el paso del tiempo hace que pierdan la frescura del momento y, ahora, huelen a pasado. Algo así le sucede a este poema, algunas estrofas permanecen inalterables, otras han dejado de significar porque los hechos han cambiado.
Vayamos entonces a considerar los primeros versos: "Tengo mujer y dos hijos" realidades que siguen inalterables, ellos son mi luz y mi razón, son el mástil y las velas de mi barco. Y aunque la metáfora suene cursi, ellos son la fuerza que me anima cada día, a pesar de tormentas y borrascas son el velero donde navego y al que me aferro para cruzar el océano de mi vida.
Mi casa que está orientada al Este como cuenta otro poema, a pesar de estar alejada de mis raíces, sigue siendo mi refugio y mi castillo, el espacio donde me siento seguro y donde almaceno trastos y todos esos libros a los que me refiero. En cuanto al trabajo ya es pasado en mi nuevo estado, y sin pretenderlo me ha salido un pareado.
Sigamos discurriendo sobre el tema "Tengo un solo reloj y un coche viejo" y es aquí, en lo tangible y material, donde el tiempo me marca nuevas realidades. Ahora veo cómo pasan las horas, minutos y segundos en otro elegante reloj que me regalaron mis ex-compañeros de trabajo cuando les dije adiós. Y cuando contemplo el avance de las manecillas siempre me acuerdo de ellos, manteniendo así un vínculo con el mundo laboral. Cinco años de faena dura e intensa, pero también repletos de afectos y emociones, gracias a ellos volví a descubrir los abrazos y la ternura.
En cuanto al coche también es un elemento que he renovado, y aunque afirmo rotundo que éste será mi último coche, el comercial del concesionario en su intento por vender me corrige, se dice siempre el penúltimo. Y lleva toda la razón ante este empeño mío en finiquitar etapas, en cerrarlo todo sin ampliar el horizonte. Ahora ando perdido leyendo un manual de letras microscópicas y admirado ante tanta tecnología aplicada a las cuatro ruedas.
Poco a poco sigo sumando libros a mi biblioteca igual que sumo años, pero lo que realmente me importa del poema es ese deseo especial que se ha hecho realidad en estos días.
Por fin acabo de tener una nieta. Ella es preciosa, muy bonita, con unos ojos grandes y abiertos que me enamoran, y aunque todavía no debo tocarla me la como a besos con la mirada. Un bebé que a pesar de estos tiempos raros que corren nos ha llenado de felicidad y se proyecta como la gran ilusión de la familia, verla crecer será el mejor deseo en alcanzar.
En estos momentos tan preocupantes y raros, sólo aspiro a mantener la ilusión y deseo continuar aprendiendo a través de la curiosidad. Evidentemente seguir cuajando tortillas de patatas será mi recreo y mi relax. Diferentes, únicas, más grandes o pequeñas, con cebolla o sin ella, con más huevos, más cuajadas o menos, con trozos de chorizo o de pimientos. Ingredientes añadidos que, como en la vida, son situaciones, momentos o circunstancias que las hacen diferente cada día.
Rafael Toledo Díaz.