Ya no subo a los columpios
ni fumo cigarrillos sin boquilla
ni tatúo letras en mis brazos,
en esta edad postraumática de mi historia,
donde la herencia son los moratones,
la bronquitis y unas iniciales huecas,
he dado vuelta a la memoria,
colgándola en el abismo del olvido
y he salido a reconquistar el aire de antaño
y su inocencia, el parque, el humo y las agujas,
la ilusión de otro nombre al que abrazar
en esta cronología de sucesos, que al azar,
da esperanza y sentido a la vida.