Hay lugares que al pasar por ellos sus piedras nos hablan de historias olvidadas que jamás debieron quedar en el olvido. Cuando llego a esos pueblos y lugares me asombra no conocerlos al tenerlos tan cerca.
En ese contexto se encuentra Aldea del Rey, pequeño municipio de la provincia de Ciudad Real con monumentos espectaculares que casi nadie visita ni conoce. Y en ese olvido y dejadez también está su Historia, la de los valientes aldeanos que no temieron enfrentarse al defender sus derechos ante la Orden poderosa de los Maestre Calatravos.
De ese ayer nos queda su Fortaleza Castillo en el cerro del Alacranejo. Es la montaña que señala el Sur, majestuosa, que predomina influyendo respeto a la mirada de quien la contempla y coronando las alturas, el Sacro Convento de Calatrava la Nueva.
En ese viaje al pasado queda también el Palacio de la Clavería que mandó fundar el rey Felipe II para residencia de los Claveros de la Orden de Calatrava. Pero ¿quiénes eran los Claveros? Eran los custodios del castillo y del convento y fue residencia de estos legendarios frailes. La villa de Aldea del Rey fue residencia de los frailes de la Orden de Calatrava, moradores del Convento de Calatrava hasta 1217, y separada por Felipe II de la Mesa Maestral, dándole la Dignidad de Clavería. La función del Clavero era la guarda del Convento, cuando residían en ellos los Maestres y los Caballeros.
Historia y violaciones de nuestro patrimonio que se va recuperando entre líneas paralelas del pasado y el presente hundidas en ese abandono tantas veces ahogado por desafueros de poder y desidia.
El palacio de la clavería estuvo en la Lita Roja de la Asociación Hispania Nostra, nacida en noviembre de 2007, con el fin dar a conocer y proteger aquella parte de nuestro Patrimonio cultural y natural que se encuentra en abandono y en peligro. Hoy después de su restauración está en la Lista Verde por lo que hay que continuar restaurando y conservando el noble edificio renacentista del S. XVI con elementos del XVII. Tiene dos plantas y un patio que une el espacio interior. En la fachada de ladrillo y sillería se admira su portada y el balcón de forja a ambos lados pilastras jónicas terminado por un frontón triangular donde se pueden contemplar sus cuatro escudos.
Y es en el interior de este palacio, donde la Palabra de poeta del X Encuentro Oretania de Poetas, se dejara oír la poesía, que no es otra que el testamento vivo del sentir de los hijos de los pueblos de Ciudad Real. Encuentro coordinado por Luis Díaz- Cacho Campillo y el editor Julio Criado. En esa infinitud del viento por donde las palabras semejan palmeras mecidas al vaivén de los sueños.
Yo:
Escucho a los poetas. Los oigo declamar
gritos de libertad. Claman confidencialmente
con recursos de alzada y amorosos poemas.
Bullen en rimas y sonetos fieles a su destino.
Dioses nacidos de mortales vientres
no temáis al olvido, leyéndoos renacéis
porque un verso nos salva y os salva de la muerte.
Moriremos en el momento que desterremos
del alma la poesía. Entonces, sólo entonces,
seremos polvorienta arcilla desterrada del cielo.
Natividad Cepeda