Se nace y también se yace en el lugar de nacimiento, así es y ha sido en la vida y trayectoria de la escritora, poeta y ensayista Manolita Espinosa; nombre como es conocida literariamente María Manuela Espinosa López, almagreña y residente en la ciudad del teatro, del encaje y de las berenjenas. Escribir sobre esta singular escritora es volver a repetir lo que otras muchas firmas han escrito sobre ella y aín así siempre queda algo por decir.
El pasado 20 de marzo de 2022 se le brindó un nuevo homenaje a esta singular creadora organizado por el periodista Diego Farto, la poeta Mayu Redondo y Luis Molina alma del CELCIT, del que es fundador y director general del Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral. Junto a ellos participó el pintor japones afincado en almagro Sato realizando un mural en la pared del silo quedando así una referencia a ese día donde la poesía y la pintora se hermanaron. Para tal fin viajaron hasta Almagro poetas de la provincia que junto a dos poetas almagreños Nieves Fernández y Jesús Horcajada recitaron cada uno de ellos un poema de Manolita Espinosa escogidos de los más de treinta libros que ha publicado la autora. La tarde ventosa y algo fría se arropó con los poemas leídos de Juan José Guardia Polaino, Eugenio Arce, Carmen Caminero, Elizabeth Porrero, Teresa Sánchez Laguna, Diego Farto prestó su voz a Luis García Pérez que no pudo asistir por enfermedad, Mayú Redondo, Luis Molina, y de nuevo Diego Farto, Alfredo Sánchez y yo Natividad Cepeda enlazando un puente poético junto a la homenajeada Manolita Espinosa. El silencio del silo se fue llenando de belleza declamada junto a la guitarra y voz del cantautor y poeta Alfredo Sánchez que además puso música a un poema de Manolita Espinosa.
Creí percibir que en las altas paredes del silo, ahora dedicado, no a la cosecha de cereales y sí almacenamiento del arte, entre las flores allí repartidas, un clavel a cada uno de los poetas por deferencia de Manolita Espinosa, además de un ramo de flores en la mesa preparada para el ágape posterior y un precioso centro floral que nos daba guardia de honor al recitar, había un hálito amoroso revoloteando entre las ráfagas del aire que se filtraban por las altas ventanas abiertas del silo, dispuestas así en prevención de posibles contagios del COVID. La tarde se fue desgranando en palabras poéticas para todos los gustos y sensibilidades renaciendo esa pasión soterrada de todo artista que no siempre expresa porque en tiempos llenos de técnica no es posible la plenitud artística.
Luis Molina, sentado en la cabecera junto a Diego Farto y Mayu Redondo, escuchaba recogido en sí mismo, impecable en su traje negro y su rostro enmarcado en su blanca barba, sintiendo justamente el solidario mensaje de los poetas mendicantes de amor en las palabras de la poeta homenajeada y después en las suyas propias. Después su voz profunda recitó y al hacerlo se creció volando majestuoso por el aire similar a un águila que planea sobre el valle. Era la segunda vez que lo escuchaba recitar y sentí su común unión con la palabra entregado totalmente a lo que sentía y decía…
Fecunda tarde en Almagro con la sombra atardecida de Manolita y el caballero saciado de arte y elegancia, don Luis Molina. Entre los asistentes, sonrisas y claveles enfundados en prendas de abrigo y esa paz reinante del silo un tanto entristecida por las referencias a la guerra europea de Ucrania.
La luz se fue marchando dialogando de la dilatada obra poética de Manolita Espinosa y de los premios y reconocimientos recibidos entre ellos, Corona de laurel, en categoría de Plata concedido por la Academia Internacional de Pontzen de Ciencias, Artes y Letras, Placa de Reconocimiento al Mérito Regional, otorgada por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, Premio Campo de Calatrava… Y nombrando algunos de sus libros, La voz del país amado, Veleta del sur, Temblor justo de un tiempo de amapolas, Poemas de los cinco sentidos, Esquejes en la orilla, Encaje de bolillo y blondas en la ciudad de Almagro… Voluntad y trabajo de una gran pensadora espiritual al que su pueblo le rinde y ha rendido admiración, respeto y cariño lo que les honra a los almagreños por reconocer en ella sus grandes méritos.
La noche dispensadora de estrellas abrazó la cintura de Almagro escrutando sus luces desde la distancia del silo al despedirme de mis compañeros poetas y amigos en la estela nocturna divisé atemporal a María Manuela Espinosa López; Manolita, a la que conocí hace muchos años, y a la que no he vuelto a ver desde hace tiempo: Bienaventurada escritora, aunque yo me quejo, y lo dije públicamente, que en los libros de texto de los escolares no hay poemas y textos suyos.
Faltan nombres de escritoras y poetas en los libros de nuestros escolares: falta esa voz femenina que sigue sin ser reconocida a pesar de tanto vaivén festero de días en favor de la mujer. Falta justicia autentica que no necesita de rito y sí, de dar a conocer la obra literaria de escritoras y poetas españolas en ámbitos académicos.
Sea pues bien recibido ese homenaje que se brindó a Manolita Espinosa gracias al esfuerzo de Luis Molina, Mayu Redondo y Diego Farto, junto con los aristas, cada uno de ellos, que generosamente lo hicieron posible. Desde la lejanía miré la mole del silo y pensé alejándome que todavía los milagros son posibles.
Natividad Cepeda