Virgen de las Viñas Tomelloso
Cuadernos Manchegos
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Atestiguan crónicas viejas y reales que la bandera de Castilla era rojo carmesí. Ese era el color de las villas y ciudades de Castilla y ese es el color que conmueve el espíritu cuando se contempla el amanecer en Tomelloso. Tomelloso es pueblo con aspiraciones de ciudad cosmopolita. El carácter  tomellosero es cosmopolita por lo que hay tomelloseros en  la geografía mundial. La  Historia de este municipio aparece en las Relaciones Topográficas  del rey Felipe II: sin ser esa su única carta de permanencia. Tomelloso tiene raíces arcaicas presentes en las construcciones de los bombos de piedra seca. Ese vestigio nos demuestra que es un lugar remoto por la memoria de esa vivienda rural construida hasta la década de los años sesenta del siglo XX.

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Los legajos históricos se pierden al ser  quemados en la guerra de 1936 el archivo parroquial de Tomelloso en la plaza del pueblo y obras de arte religiosas irrecuperables. Aunque esa memoria histórica se pierde por avatares terribles es cuando los vestigios de la piedra y los caminos transitados desde  milenios nos dicen, sin libros, que estos lares geográficos  fueron habitados antes que nosotros por habitantes extinguidos en su materia, pero presentes en su legado inmaterial y genético. En las citadas Relaciones Topográficas se lee que hubo villares y que hay un pozo llamado de Los Tomillosos. Se nos está diciendo que fue lugar poblado por pequeñas villas o aldeas, algo usual en la Edad Media. Villares poblados y despoblados a causa de escaramuzas, batallas y epidemias y de esas poblaciones. La Cañada y el Camino Real que pasan por Tomelloso hablan de su permanencia en el tiempo.  En la incipiente historia de Tomelloso se  recoge: “Martin del Campillo y otros, ante el escribano Juan de Vargas, declararon  (29 octubre 1578) lo siguiente: I y II. Que hacía 47 años no existía el pueblo. Entonces sólo había un pozo muy hondo y alrededor de él grandes tomillares; pero pronto comenzaron a levantarse casas y se formó el Tomelloso; contaba con 80 vecinos”. ”. (Si se multiplican por 4 o 5 que es lo que daba cada vecino con su familia, habitaban Tomelloso 320 a 440 almas en el año citado de 1578) El pozo con su  presencia asegura la supervivencia de personas y animales. Continúan explicando características del lugar y de lo que vivían derivado de su trabajo: Tierra de pan llevar; mantiene ganado ovejuno. Las casas son de piedra y tierra. Estos datos son afines a otras poblaciones de España en el siglo XVI, lo que supone que el manoseado término de que es un pueblo joven es incierto, si se aplica a lo recogido en esas Relaciones Topográficas comparándolas con poblaciones de la comarca y provincia. También aplicados estos datos a otros puntos geográficos de España.

Es casi nula la presencia de nombres de mujeres en esas relaciones. En los pueblos rurales de España la figura femenina y su contribución a la economía y cultura del lugar ha sido inexistente (aún lo es a pesar del consabido estribillo de la igualdad) es por esa omisión que no aparecen nombres de mujeres en lo recogido en ediciones de ayuntamientos, hermandades religiosas o culturales hasta hace escasas fechas. Y por esta razón la población femenina ha sido y es, menos relevante que el reconocido a la población masculina. En la venida, de la Virgen de las Viñas a Tomelloso como su Patrona, hay escasas crónicas y  sucesos acaecidos que se perdieron porque no se consideraron importantes. Escasos los nombres de mujeres de ese momento histórico de la ciudad. En dialogo con el escritor Tomas Osorio en el que yo narraba la llevada de la Virgen al Santuario de Pinilla, me dijo que un hermano claretiano le contó que a principios de los años cuarenta del siglo XX , un claretiano vino a Tomelloso a dar unas conferencias y que  hablo de la Virgen de las Viñas, lo que inspiró al párroco don Agustín Moreno a traerla como patrona a María Santísima en la advocación de las viñas. Y efectivamente así aparece en Wikipedia: “Tras la Guerra Civil, se acogieron a su patrocinio los habitantes de Tomelloso (Ciudad Real), como consecuencia de una misión popular que impartió un claretiano que procedía de Aranda de Duero”.  Nos  recuerda  que muchos castellanos y leoneses repoblaron territorios conquistados a los  musulmanes invasores  en el siglo VIII, asentándose en la Mancha por lo que compartimos apellidos y tradiciones.

La Virgen María, de la Vid y de las Viñas  nos lleva hasta el  monasterio de La Vid, en el municipio de La Vid y Barrios (Burgos). Es un monasterio fundado en el siglo XII regido  hoy por padres agustinos. La leyenda tradicional  dice  que la Virgen se apareció al rey, que cazaba por el monte, sobre una vid, entre zarzas. Fue el mismo rey quien impuso el nombre de Santa María de la Vid, a la imagen de la Virgen, y la ubicó en un monasterio románico.  El templo actual  data de 1522. Aseguran que fue costeado por el Cardenal Mendoza y su hermano.  Se conserva  la bellísima imagen gótica de Santa María de la Vid, esculpida a finales de siglo XIII y que preside la capilla mayor desde un espléndido retablo renacentista. La Virgen de la Vid es imagen de piedra policromada. Imagen venerada hasta hoy.

En la advocación en Quintanilla de las Viñas, provincia de Burgos, se cuenta que había una tradición en la Virgen de Lara o de las Viñas. Aún se conserva la primitiva iglesia visigótica,  declarada Monumento Nacional, y entre otras curiosidades  en el arco del triunfo, sus dovelas  están decoradas con racimos de uvas y zarcillos. En su construcción se encuentran sillares de piedra caliza y arenisca colocados sin argamasa, entre otras excepcionales curiosidades, construidos igual que se construyen nuestros bombos campesinos, con lajas de piedra seca  sin argamasa. La Virgen de las Viñas  Patrona de Aranda de Duero, asegura la tradición, que en la invasión musulmana los vecinos de Quintanilla de las Viñas en su huida se llevaron la imagen cerca del Duero donde hallaron refugio. Pasó  el tiempo y la Virgen se le apareció a un labrador indicando donde estaba escondida y diciéndole que se le construyera una ermita: nadie creyó al rústico labrador: la tradición dice que la Virgen le dio un racimo en época donde todavía no había uvas.  Ante aquél milagro en el siglo XII se encontró en el monte Costaján (monte sagrado) la imagen de la Virgen, que había sido escondida por cristianos huidos de las tierras de Lara para protegerla de la invasión sarracena. En el lugar en el que se halló la imagen se levantó una ermita y posteriormente, en 1385, se construyó un nuevo edificio por orden de Juan I de Castilla, de León, de Toledo y Señor de Lara, entre otros títulos. Desde el siglo XII se han ido agregando otras construcciones, destaca su ábside mandado construir en el siglo XVI y la nave de la iglesia del siglo XVII de estilo barroco. La imagen de la Virgen data del siglo XIV y fue adaptada para vestirla en el siglo XVII.

Antonio Adeliño Vélez, en un artículo publicado en ArandaHoy.com, aclara: La actual imagen de la Virgen de las Viñas de Aranda de Duero  de pie, vestida con diversos trajes y entronizada en la hornacina del retablo de la ermita del monte Costaján; es el resultado de la transformación de una talla sedente a la que se colocó un pedestal para que alcanzase la altura deseada y pudiera lucir el vestido donado por la reina Margarita de Austria. Aquel despropósito artístico, mutiló a golpe de hacha la estética original de la talla labrada a finales del siglo XIII; donde la Virgen estaba sentada en un sitial,  y con el niño Jesús en actitud de bendecir, sentado en la rodilla izquierda de la Virgen. En la actualidad se puede contemplar en la cripta del santuario; la Virgen titular,  en  una réplica de la imagen gótica  que recupera los elementos perdidos y cuya fábrica responda al estilo y policromía propia de las tallas de su época.

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En Montilla (Córdoba) reconquistada por Fernando III en 1240 y repoblada por colonos de León  se celebra la Romería de la Virgen de las Viñas y fiestas de la vendimia. Y en Soria existió una antigua ermita románica de Nuestra Señora de las Viñas  situada en las faldas del castillo, frente a la ermita de San Saturio, fuera del recinto amurallado, que desapareció en el siglo XIX.  El misterio es lo arcano en lo religioso  que no puede explicar la razón,  porque solo la fe nos acerca a hechos que no son casuales  y de los que solo Dios conoce.

A Tomelloso llegó la Virgen de las Viñas y son muchos los puntos de unión que tenemos en la recóndita historia de esta advocación mariana. Nos une a esas gentes sus advocaciones marianas, la agricultura y dedicación a la viña y el vino desde el ayer, hasta el florecimiento de hoy, sin olvidar los apellidos y nuestras construcciones labriegas de piedra seca,  los bombos, desperdigados por el término de Tomelloso y términos de otras poblaciones donde los tomelloseros, tuvimos y tenemos, tierra cultivada que compramos y labramos. Sin olvidar, el carácter matriarcal de las mujeres tomelloseras  que ayudó a colonizar y poblar con su trabajo un entorno duro e inhóspito.  Matriarcal es la imagen  de la Virgen de las Viñas en sus diversas advocaciones. En la actualidad ignoramos el pasado y sus signos en lo que nos rodea y  no creemos, alejándonos del misterio y de nuestra  identidad labriega y vinatera  presente hoy en bodegas actuales y en la bodega- almazara que lleva el nombre de “Virgen de la Viñas” logro del pasado que hoy nos distingue por ser estadísticamente la mayor de Europa.

El camino de Tomelloso es el camino de Europa, unido a la globalización en la que estamos inmersos sosteniendo racimos y vino al devenir de un próspero futuro. La Virgen de las Viñas fue nombrada Patrona de Tomelloso en 1942 Desde el día 9 de septiembre que llegó a Tomelloso en tren, su primera estancia estuvo en la desaparecida bodega de Pedro Cuesta, ubicada en el Paseo de don Ramón Ugena, por su cercanía a la estación de tren a donde llegó procedente del taller del escultor valenciano, José Romero Tena,  para lo que se creó y acondicionó un altar provisional hasta que fue llevada en procesión  el 10 de septiembre hasta la iglesia de la Asunción de Nuestra Señora, construida a principios del siglo XVII situada en el mismo solar de la primera iglesia de Tomelloso,  edificada y bendecida para dar culto en el año 1541.  Es de  planta en forma de cruz latina, con su cúpula y naves laterales, siendo su fábrica de mampostería en algunas zonas revocada y en otras vista, excepto por el lado oeste donde se encuentra la torre y portada principal, que es mayoritariamente de sillares. Hasta allí llegó la Virgen de la Viñas acompañada  por autoridades eclesiásticas y civiles y el pueblo entusiasmado en fervor  hasta el día de hoy. Santos López Navarro, en su libro, Breve historia de la Virgen de las Viñas, relata que fueron mayoritariamente las mujeres tomelloseras las que insistieron en celebrar romería, y así, el domingo 7 de mayo de 1944 se celebrara la primera Romería. El 16 de agosto de 1944, se constituye la primera hermandad  para darle culto Y en 1945  se empezó a construir el Santuario en el altozano del paraje de Pinilla, gracias a la donación de los señores  Aguilar Amat, los llamados dueños de la Casa Grande, Se terminó la construcción  con la ayuda de los tomelloseros en el año 1949 y es coronada por el Obispo-Prior D. Emeterio Echeverría Barrena el 10 de septiembre de 1947.

La Ermita del Santuario es una nave con crucero presidida por la Santa  imagen de  la Virgen de las Viñas. Desde sus puertas realizadas en forja y vidriera se divisa el templo  en su interior con sus vidrieras  de los cuatro evangelistas. El Camarín del techo de la Virgen es obra del pintor tomellosero Ezequiel Cano, una alegoría preciosa y exquisita  obra de arte. En el lado derecho de la ermita se puede admirar un cuadro realizado por la pintora María Jesús Martínez en alusión al sacerdote don Agustín Moreno junto a las viñas y la imagen en recuerdo del párroco que nos trajo la sagrada advocación. En el recinto de Pinilla se ubica el Museo de la Virgen de las Viñas, rodeado de la viña de la Virgen, y de un gran pinar con árboles autóctonos considerado actualmente  la mayor masa forestal del término de Tomelloso. El desaparecido escritor e investigador, Lorenzo Sánchez, en los encuentros que mantenía con él, sobre Tomelloso y sus parajes, me comentaba que el paraje de Pinilla podría muy bien ser  una antigua motilla, de las muchas que hay repartidas por  la tierra manchega. El nombre de Pinilla  en su origen está  derivada del latín pinna, “peña”. 

Y es allí donde misteriosamente se  construye el santuario de la Virgen de las Viñas. Además el apellido Pinilla lo ostentan familias tomelloseras desde antiguo. Dicho apellido  se dice que pertenece a los judíos sefarditas, los más cultos e ilustrados de los establecidos en España. Algunas de esas familias marcharon en la expulsión judaica, otras se bautizaron quedando residiendo en sus lugares de origen o cercanos a ellos. Tomelloso, Pinilla y la Virgen de las Viñas, amada por un pueblo que la venera con pasión, sobre todo en la celebración romera, y el rezo del santo rosario la noche del sábado, a la luz de cientos de antorchas alumbrando a la imagen en su recorrido por Pinilla. En la mañana del domingo último de abril, recorren los cinco kilómetros a pie, los romeros acompañados de sus famosas reatas de mulas enjaezadas, los remolques de ramas verdes y sus carrozas construidas con alegatos a sus monumentos más representativos. Lo arcaico está en lo sagrado a pesar del desconocimiento histórico con la ofrenda de flores en la plaza del pueblo a la Patrona presente en la fe del occidente cristiano, que es donde se apoya nuestra civilización desde el Génesis, donde se nos recuerda que después del diluvio, Noé, labró la tierra y plantó una viña.  Dionisio, hijo de Júpiter en la mitología griega. Dioses profanos. Y Dios cristiano, Nuestro Señor Jesucristo,  transformado el vino en su sangre por amor a la humanidad. Viñas y vino razón de la existencia desde miles de años en el regazo de la  madre tierra incesante y fértil.

Natividad Cepeda

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