¡Hombre, Julián, qué casualidad! - saludo con todo afecto a mi amigo, porque no esperaba encontrarle después de tanto tiempo.
--Chico, ¡qué alegría verte!- me contestó mi amigo- ¿Qué te cuentas? ¿Qué es de tu vida? - terminó de preguntar.
-- De salud bien, de dinero bien, mujeres una y de nietos cuatro. Y tú ¿cómo lo llevas? - le dije en tono de buen humor.
-- Pues a ratos, pero, sin ir más allá, como y duermo todos los días, gracias a Dios - respondió con una ligera sonrisa.
-- Vaya, no te veo muy animoso que digamos - echándole la mano en el hombro.
-- No hombre que no es para tanto, simplemente que me van ocurriendo algunas tontadas en la vida y, ya me conoces, soy muy serio para las cosas cotidianas y me enfado con facilidad - intentó explicarme con movimiento continuo de brazos y manos.
-- Venga, déjate de historias y dime qué te pasa - ya interesado por los nervios de mi amigo.
-- Pues, sí tonterías o como quieras llamarlo, pero llevo una temporada ya muy enfadado y nervioso por el asunto del garaje - me comentó, abriendo los brazos.
-- Pero, ¿qué le pasa a tu garaje, si se puede saber? - ya tan interesado como preocupado.
-- Muy sencillo, sabes donde vivo y que tengo mi garaje particular en la calle unas casas más allá de mi casa familiar y sabes que no es muy ancha, pero los que vivimos en ella tenemos el problema de la cantidad de coches que suelen aparcar como consecuencia de las tiendas que existen en la calle, ya conoces: una panadería, una tienda de chuches , un 24 horas, un bar y por si fuera poco un banco- fue explayándose mi amigo.
-- Sí, es verdad, tienes razón, pero la calle es muy larga y solo se puede aparcar en el lado derecho de la acera, pero no está incluida en la zona azul - recordó haciendo memoria de la calle en cuestión.
– Pero, no solo eso, sino que las dos calles que cruzan la mía son direcciones prohibidas y, por si fuera poco, los coches aparcan precisamente en la línea de acera donde tengo el garaje. Pues, nada, ya te puedes imaginar lo que ocurre - dijo en este caso, alzando ambas manos al cielo.
-- No digas más, me lo imagino, que cuando vas a sacar el coche siempre hay otro vehículo en la salida del garaje - pensé por lógica.
-- Pues aciertas. Ya sabes que no vivo allí, sino más delante de la calle y solamente dispongo de la plaza del garaje en ese hueco de la calle y ¡ya estoy harto de estar abriendo la puerta y tocar el claxon del coche! Hay que esperar que venga el dueño para quitar su vehículo - continuó con sus explicaciones.
-- ¿Y es que no tienes la placa del ayuntamiento en la portada y el vado en la acera?
-- Pues sí, pero no sirve de nada, hacen lo quieren y, cuando llamas a la policía, te ocurren las cosas más curiosas y ya he tenido varios incidentes que, si te los explico, te puede parecer una novela -continuó explicando con nerviosismo.
(Hacemos aquí un descanso para, posteriormente, hacer una relación detallada de los tipos de incidentes que le ocurrieron a mi amigo Julián)
-Venga vamos a tomar un café y me los cuentas más despacio que desde luego es para preocuparse - intenté animarlo para que me comentara más concretamente sus problemas de aparcamiento.
Fuimos al Bar Calima y nos sentamos a tomar unas cervezas.
-- Venga, cuéntame alguna curiosidad, que el problema que tienes es grave. -intentando continuar la conversación.
-- Pues, mira, la primera solución que tomé, ya cabreado, fue instalar una alarma que cuando aparcaba un coche lo detectaba, se encendía una luz roja intermitente y además se producía el ruido de la sirena. Mira, al principio dio resultado, pero finalmente me lo prohibieron por el ruido de la sirena, pues las quejas de los vecinos fue enorme por considerar que el ruido era excesivo y la policía me lo prohibió. Dejé únicamente la luz de la alarma, pero no daba mucho resultado, porque, de vez en cuando, me pasaba para verlo y los coches no hacían caso y ya, en tercer lugar, cambié la luz roja intermitente por otra amarilla fija, que quería dar a indicar que la puerta del garaje se abriría para dejar salir al coche del garaje. En este caso es el que ha funcionado, dando mejores resultados y es del que más satisfechos estoy, aunque no siempre-ya cansado de hablar.
-- ¡Oye! ¿y no anotabas las matrículas de los coches cuando ibas a sacar tu coche del garaje? - pregunté.
-- Pues, sí, pero no servía de nada, porque a la policía, como no estuviera el coche en la salida del garaje, se quedaba en nada porque no había pruebas. Pero sí, ya cabreado del todo, incluso hice fotografías del falso aparcamiento, pero no me atrevía a denunciarlo.
-- Y entonces, ¿ cuál es la situación actual - pregunté ya curioseando.
-- Pues, chico solución es muy difícil, sigo manteniendo la luz amarilla indicadora de aviso, que, algunas veces, funciona, porque se puede interpretar que la puerta se va a abrir para la salida del vehículo y tener suerte, ¡qué quieres que te diga! - terminó su explicación.
-- ¡Oye! Pero, ¿qué tipo de puerta de garaje tienes? - pregunté por curiosidad.
-- ¡Pues, claro!. Tuve que cambiar la vieja puerta doble de madera que tenía y puse una automática de persiana con mando a distancia.
Bueno, nos despedimos y le pagué las cervezas.
CASOS OCURRIDOS A JULIÁN
1.- El más frecuente: Llegas al garaje a sacar el coche y hay un coche aparcado. Te pones frente al coche y empiezas a mirar por todos sitios como un loco. Pasas a las tiendas más próximas y algunas veces encuentran al propietario del coche y otras no. ¡A esperar y preguntas por todas las tiendas! Supuestas palabras poco cordiales si aparece el propietario.
2.- Cuando aparece enseguida el dueño, porque la persona ha estado preocupado vigilando el vehículo, suelen venir corriendo, piden disculpas…o no …y no te da tiempo a reñirle y se va.
3.- Cuando está la luz encendida del garaje por mal aparcamiento y tarda en llegar , levantas la puerta y con tu coche das marcha al claxon de forma alternativa o insistente según el mal genio que lleves.
3a.- Viene el infractor corriendo y pide disculpas, cierras los ojos y pones cara de paciencia.
3b.-Viene el infractor y dice: - “Si solo ha sido un momento” y tú le contestas: “Pero si llevo diez minutos tocando la bocina”, respondiendo: “Ya, ya pero no la escuchaba” y respuesta:, “Sí, sí, pero lo sabias”. Un bueno, que ya me voy.
3c.-Viene el tío muy tranquilo y sosegado y, sin mirarte siquiera, se mete en el coche y se marcha sin mediar palabra y tú con los brazos cruzados en posición de paciencia.
3d.- Cuando llega el susodicho, se pone flamenco y dice que: “ Menos prisa que solo ha sido un momento” “Pero si llevas media hora”, “Vale, vale, que ya me voy cansino”.
4.- No aparece, llamo a la policía y, antes de que llegue, el infrascrito se va. Llega la policía y le digo que se ha ido.
Se me queda la cara en blanco.
5.- Hay un amigo conocido que distingo y conozco su coche y, en ciertas ocasiones, deja su coche en mi portada. Sé donde trabaja y me acerco al trabajo para que lo quite o tengo que llamarle por el móvil para que venga a quitarlo…¿qué te parece?