¡Oye! ¿Sabes que la tienda de la Pepita ha cerrado?
- Sí, me he enterado y me parece raro, porque el negocio le iba bien, tenía muchos clientes y los precios y las muestras de ropa y otras prendas de vestir era de las mejores del pueblo- respondió Jorge a su amigo Gerardo.
- Una más para la colección, porque tiendas de ropa en esta temporada de otoño donde se presenta la campaña es difícil que no sea apropiado para generar nuevas muestras y vestidos y ropas-planteando la situación.
- Fíjate que Pepita, desde que volvió a Tomelloso y casada con Alfonso, el negocio siempre había ido prosperando, porque ya, su madre tenía experiencia en este tipo de negocios por haber sido costurera en sus buenos tiempos, ayudada por su marido Julián.
- Yo tenía mucha mistad con Julián y su hermano Pedro que estaba casado con la Fermina y su hermano era amigo íntimo de mi primo Ernesto, el que estaba casado con una prima de Bernabé, hermano de Alfonso.
- Sí, es verdad, yo conocí a Bernabé estando trabajando en la empresa de mosaicos de Luis, el albañil, que tenía familiaridad con Ernesto, pues eran primos en segundo grado de Emilio, el carpintero de la calle de Arturo Blas, que enviudó de la cuñada de la Fermina, que se separó de Felipe, el electricista.
- Pues sí, es curioso, porque el padre de Felipe era hermano de mi madre y un primo mío se casó con la hija de la Pepita-dije ya un tanto preocupado por el descubrimiento que estaba haciendo.
- Pero, Gerardo, ¿no te das cuenta de lo que estamos diciendo? y es que hemos descubierto que resulta que la Pepita es tu tía tercera. ¡Parece mentira!
Comprendo que es difícil de entender esta descripción.
Es cierto, pero todos estos hechos y comentarios suelen ocurrir, porque tenemos la costumbre de indagar con tanta profundidad sobre el árbol genealógico hasta conseguir que cualquier persona de la población sea familia nuestra, aunque sea de sexta o séptima generación y, al final , terminamos consiguiéndolo, hayas nacido en cualquier sitio de España, pero residente en la localidad, aunque, en algunos casos, aunque viva en cualquier población de España, pero haya residido en algún tiempo en la localidad.
Pues, adelante, por si le sirve a alguien, yo me llamo Adolfo, de la familia de los “Buscones”.
¿Lo habéis entendido todo?