El grupo de teatro tomellosero llega a la localidad dispuestos a representar su obra por invitación expresa del Ayuntamiento.
Los reciben cordialmente y los acompañan al lugar donde iban a realizar la representación y la imagen que percibieron a primera vista fue desde luego determinante.
En primer lugar, el alcalde habló con el presidente del casino e inmediatamente ordenó la retirada de todas las mesas y almacenarlas, en un momento en que mucha gente estaba jugando a las cartas, al dominó y algunos otros a una mesa de billar. Pues todos fuera o para todos en un rincón que sería luego el lugar de los espectadores.
Comenzaron a bajar las piezas del decorado, consistente en dos murales de madera con ventana y otros tres transversales más altos para el segundo acto.
Intentaron subirlos al escenario y…… que la altura de sus muestras era más alta que lo que les permitía la del escenario y ahora ¿qué hacer?
Apareció de inmediato un compañero de reparto que traía un serrucho que le habían proporcionado desde el mostrador del casino.
A volcar los tableros y empezar a serrarlos. Una vez serrados los colocaron e imitaron a tomar posiciones y se dieron cuenta que las dos ventanas que inicialmente se encontraban a la altura de una persona, ahora se encontraban casi a ras de tierra, por lo que decidieron como imitación que a la entrada en escena la hiciéramos algo agachados como escena de humor, ya pue el libreto de la obra teatral era cómica.
Las luces, un desastre, porque no acaparaban todo el escenario y pasó que en plena escena dos de las lámparas comenzaron a parpadear de forma intermitente y, en plena escena y con comentarios hablados, se oyó un grito alto en el fondo: ¡Arregla eso, pareces tonto!
En el descanso del primer acto notaron que la gente comenzaba a marcharse y les dio un ataque de hipo pensando en que se quedaban solos, por lo que iniciaron el segundo acto antes del tiempo previsto forzando al primer compañero actor para que entrara en escena dando una saltapiés que parece agradó a los espectadores y les hizo volver a sus asientos.
Al terminar ya el teatro, y en la última escena un compañero tropezó y cayó al fondo del escenario, sin volver a aparecer, lo que produjo un ataque de risa entre el público y fue muy aplaudido, no precisamente a la obra total, que no impresionó.
Terminada la obra, comenzaron a recoger y el alcalde le invitó a un vino y les entregó una estatua representativa de la localidad en forma de una imagen de un agricultor con perro.
Y ya de vuelta, cuando habían recorrido ya 40 kilómetros de carretera, el coche-furgoneta que llevaba el material, pinchó una rueda y, con el peso lateral, parte de las tablas del escenario salieron por encima a la carretera, sin que hubiera concurrido ningún otro vehículo.
En definitiva, la obra fue una apoteosis de desfases y aspectos más importantes que la propia obra en sí.
COMENTARIOS
- Basado en hechos reales teatralizados.
- Pequeña localidad de unos mil habitantes.
- Grupo teatral aficionado en su segunda salida.