La singularidad de nuestros campos produce a los visitantes una sensación que en muchos casos no saben expresar.
Las muchas vistas que se reciben en las distintas localidades de la zona que conocemos como Mancha pura, hacen que los visitantes se empeñen en querer describir lo que tienen ante sus ojos y los comentarios que se vierten son distintos.
Lo más generalizado es la expresión que “es diferente”, en definitiva, que no se parece a nada de lo que hubieran visto en otros lugares. Unas veces estas expresiones son de mejor sentido y sentimiento y otras veces las expresiones se limitan a palabras que dicen “si hay algo que ver aquí”.
Bien es cierto que nuestro perímetro mesetario resulta muy similar por todas partes, pues las superficies casi continuas de viñedos y de olivares son las que dan mayores perspectivas visuales, porque las casas de campo y quinterías tampoco aportan, en una primera impresión, nada nuevo a los turistas que esta acostumbrados a grandes novedades y paisajes cambiantes con sus montañas, lagos, castillos, aldeas y otras aportaciones preparadas para los turistas.
Otras muchas apreciaciones son totalmente sensibles con nuestro entorno y nos proporcionan traducciones literales del sentimiento real de nuestros visitantes, pues además “de su igualdad, de su monotonía, de su sencillez”, en todo momento está repleto de novedades de aspectos inesperados, de encuentros en lugares y parajes que nos tan fáciles de imaginar a primera vista, porque, en realidad, nuestro territorio ha sido siempre lugar de encuentro o desencuentro ubicado en el centro de España, donde hemos pasado por hechos históricos muy variados, porque, recordemos que siempre, desde la Edad Media estábamos en territorio de disputa y de encuentros como las zonas que todos querían, pero que nunca llegaron a gobernar de forma definitiva, no olvidando que nuestro territorio se encontraba entre las zonas ocupadas por los árabes y los cristianos y las continuas luchas en nuestros campos, unos por descender sus dominios hacia el sur en los dominios de los árabes y estos por dominar los territorios del norte de nuestra Mancha por los cristianos.
En definitiva, nuestra zona manchega ha sido siempre un lugar de paso de unos y otros y zona obligatoria para cruzar España. Ese es nuestro paisaje lleno de historia, lleno de sorpresas, lagos, lagunas, molinos de viento, zonas emblemáticas, gastronomía universal, productos alimenticios de calidad mundial, nuestro folklore inigualable, nuestras tradiciones, por lo que las alusiones a La mancha siempre son de un gran valor y muy apreciados por la personas que la han recorrido, porque sencillamente nuestro paisaje termina enamorando.
