En los últimos años nuestro austero paisaje de viñas y olivos ha ido dando paso a la aparición de nuevas espacies arbóreas que están llenando nuestra llanura con suaves pero atrevidos colores y que han prosperado con mucha expansión por su adaptación a nuestras tierras.
Nos estamos refiriendo a la gran expansión de plantaciones de árboles como el almendro y el pistacho.
Refiriéndonos al almendro la intensidad de nuevas plantaciones con variedades de floración más tardía que las habituales han permitido, hasta cierto punto, poderse librar de las heladas que en las fechas de floración perjudicaba grandemente a las variedades tradicionales.
Actualmente en poco menos que cinco años Castilla-La Mancha ha duplicado su superficie de almendros, llegando a tener actualmente unas 150.000 hectáreas de cultivo, siendo la segunda de España después de Andalucía y ha sido precisamente en nuestra llanura manchega donde mayor proliferación ha existido, produciéndose un cambio en la imagen de nuestro paisaje. (La superficie española de almendra en producción en 2021 era de 744.043 hectáreas).
Las nuevas variedades introducidas que han sustituido a las anteriormente existentes son variedades de floración entre finales de febrero y 31 de marzo, siendo las más cultivadas las variedades Guara, Laurane, Antoñeta, Vairo y entre las de floración más tardía las variedades Marineda, Penta y Makako.
En general, para las plantaciones tradicionales a marco real de 6x5 dan la existencia de unos 333 árboles por hectárea.
Hay que destacar que más del 30 por ciento de las variedades en nuestra Autonomía se cultivan como Cultivo ecológico, cifra bastante importante dentro de nuestra Comunidad Autónoma.
No obstante, hay que tener en cuenta que nuestras producciones pueden sufrir alteraciones especialmente por la frecuente incidencia de heladas primaverales que merman la cosecha en porcentajes variables según zonas y donde Castilla-La Mancha no está libre de ellas.
Esta gran superficie de plantaciones ha dado un nuevo giro en la visión de nuestro paisaje y sobre todo cuando los almendros se encuentran en floración que es digno de ver por su esplendorosa belleza y contraste con nuestro paisaje habitual.
