Una perspectiva que puede sorprender a los que habitualmente no recorren nuestro territorio, y que en algunas zonas de España es frecuente poder observar con naturalidad, son aquellas parcelas de cultivos que utilizan plásticos para poder sacar adelante determinados cultivos.
Pero no es nada extraño que con mucha frecuencia podamos observar a partir de los meses de junio la aparición de parcelas con sucesivas líneas de plásticos que cubrirán las plantas que se van a cultivar con posterioridad.
La utilización de plásticos en nuestras tierras es frecuente y muy antiguo y permite la posibilidad de acelerar el crecimiento de las plantas como consecuencia de la fuente de calor que se produce en la tierra y a la que las plantas corresponden con una mayor facilidad de desarrollo y obtener productos más tempranos que en las épocas normales.
Esta posibilidad se ve más adecuada en nuestras tierras manchegas donde permeabilidad de los suelos hace que la tierra se caliente con mayor facilidad, así como el mantenimiento nocturno del ambienta cálido que se produce a favor del desarrollo radicular de las raíces en su capacidad de absorción de humedad y riqueza mineral y orgánica, pues siempre en estos cultivos se incorpora estiércol para su desarrollo con el fin de mejorar su desarrollo vegetativo.
Como todos sabemos estos plásticos son especialmente utilizados para el cultivo de melones y sandías casi exclusivamente, aunque otros agricultores de tradición hortícola los utilizan para otros cultivos de huerta.
En general los tipos de plástico más utilizados son los transparentes, aunque también se emplean los de plástico negro a efectos de derivar la aparición de malas hierbas, que, indudablemente, también son favorecidas por este sistema de cultivo.
Por lo tanto, en efecto, también en nuestra llanura se producen por este sistema el conjunto de variedades de melones de gran tradición y de una reconocida calidad conseguida durante ya muchos años de tradición hortícola.
