En las épocas de recolección de los distintos cultivos el paisaje cambia totalmente y se comienza a advertir una intensa movilidad por todos los campos con la presencia de trabajadores y de gran número de distintos tipos y modelos de maquinaria que despierta gran movimiento en las parcelas y en los caminos.
Es cierto que el principal movimiento se produce en las fechas de la recolección de la uva, la vendimia, que moviliza a toda la población de los pueblos en una faena que representa la economía agrícola de los ciudadanos en la mayoría de los pueblos de La Mancha.
La vendimia supone un movimiento humano importante, aun incluso con los medios actuales de recolección mecanizada en especial para las plantaciones en espaldera que limitan de forma importante el empleo de mano de obra. Sin embargo, todavía existen importantes superficies de viñedo en bajo que continúan con la clásica vendimia manual, con sus espuertas, remolques y descargaderos al remolque, tan propios de la faena de recolección.
Otra época importante es el momento de la recolección de la aceituna, donde, ya actualmente, se realiza en la plantaciones regulares la recolección mediante distintas modalidades de maquinaria consistentes en la vibración de ramas y troncos o caída directa a tolvas o lonas recogedoras, existiendo distintos modelos cada vez más perfeccionados, además lógicamente de la tradicional sacudida con varetas de las ramas y recogida manual hoy prácticamente en desuso y debemos incluir la recolección mecanizada para olivos en espaldera que ya se encuentran en producción.
Por último, también es necesario recordar la cosecha y recolección de los cereales, hoy en día, y desde hace ya muchas décadas, totalmente mecanizada con las clásicas cosechadoras automáticas que encontramos en el campo con frecuencia en las fechas de recolección.
De forma manual sigue siendo la recolección de melones y sandías en las proximidades del verano que se realiza de forma periódica con mano de obra.
Es, por tanto, en estas cuatro épocas principales donde el paisaje calificado como tranquilo, monótono y sosegado gana en algarabía laboral humana y mecánica y donde el terreno agrícola vence a cualquier inquietud que se pueda suponer y donde encontramos el verdadero sentido de la agricultura y el motivo de su ser.