El desarrollo del tema abarca las vicisitudes de un duque, llamado Trampagos, por el fallecimiento de su mujer Pericona y la rápida e inmediata presencia de tres mujeres que pretenden ser su nueva esposa. Al final elige a una de ellas y por último aparece en escena el famoso bandido Escarramán que cuenta su historia personal. Todo termina en un baile típico de aquella época, parecido a la zarabanda, por cierto prohibido. Toda la obra está en verso. Se puede asimilar a la escena del viudo Carracuca, personaje de la zarzuela “La Rosa del Azafrán”, aunque en este caso se queda sin elegir nueva esposa.
CURIOSIDADES
Podemos recordar la expresión de amor del viudo a su difunta esposa:
A la pregunta sobre de qué murió, Trampagos contesta:
“¿De qué? ¡Casi de nada!
Los médicos dijeron que tenía
malos los hipocondrios y los higados,
y que con agua de taray pudiera
vivir, si la bebiera, setenta años”
Y se le pregunta:
“¿No la bebió?”
Y Trampagos contesta:
“ Murióse”
En otra meditación explica:
“La sin dicha
era un Aranjuez; pero, con todo,
hoy comen en ella la que llaman tierra
de las más blancas y hermosas carnes
que jamás encerraron sus entrañas;
Y, si no fuera porque habrá dos años
que comenzó a dañársele el aliento,
era abrazarla como quien abraza
un tiesto de albahaca o clavelinas”
En la pelea verbal entre las tres pretendientes se echan unas a otras las siguientes lindezas:
“¡Oh, mi Jezuz! ¿Qué es esto?
¡Contra mí la Pizpita y la Mostrenca!
¿En tela queréis competir conmigo,
culebrilla de alambre, y tú, pazguata?
A lo que la otra contrincante contesta:
“¡ Por vida de los huesos de mi abuela,
doña Mari-Bobales, mondanispolas,
que no la estimo en un feluz morisco!
¿Han visto al ángel tonto almidonado
cómo quiere empinarse sobre todas?