La disminución de la luz solar, el clima más frío y los días más cortos, propios del otoño e invierno, pueden provocar síntomas como tristeza, cansancio y falta de energía, que afectan a muchas personas en su estado emocional durante esta temporada.
La psicóloga Conchita Sisí, directora de la Clínica Salud en Mente, advierte de que estos factores pueden influir en el bienestar emocional y, en algunos casos, sufrir de Trastorno Afectivo Estacional (TAE), una alteración repentina del ánimo relacionado con el cambio de estación. Esto puede derivar a una mayor predisposición a la depresión, una menor capacidad para regular las emociones, sentimientos de profunda tristeza (sin motivo aparente) y ansiedad.
Población con trastorno bipolar, los más vulnerables
Para quienes padecen trastornos del estado de ánimo, como el trastorno bipolar, esta época del año puede agravar los síntomas, especialmente en las fases depresivas. Los cambios en los patrones de luz y sueño pueden alterar los ritmos circadianos, exacerbando la inestabilidad emocional y haciendo más difícil mantener un equilibrio en el estado de ánimo.
Sin embargo, no solo las personas con diagnósticos previos de salud mental son susceptibles a estos cambios. Se trata de un fenómeno que puede afectar a toda la población, experimentando síntomas de bajo ánimo, irritabilidad, dificultades para concentrarse o un aumento en los niveles de estrés.
Este malestar estacional puede repercutir en las relaciones personales, la productividad laboral y la salud física, por lo que es esencial adoptar estrategias para mitigar sus efectos.
Estrategias para afrontar este problema: luz natural, ejercicio y autocuidado para mejorar la salud mental
Para hacer frente a estas situaciones, la psicóloga ofrece una serie de recomendaciones que ayudarán a mejorar el día a día de las personas que se ven afectadas por estos cambios de ánimo y enfrentar esta temporada de manera más saludable.
La clave es, según Sisí, que “estar atentos a estos cambios emocionales y recurrir a la ayuda necesaria si los síntomas persisten o empeoran, para evitar que afecten significativamente la calidad de vida”.
