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Cosas de la vida (VIII): Chuletas en el examen
Ángel Bernao | Ciudad Real | Sociedad | 17-12-2024

Cosas de la vida (VIII): Chuletas en el examen

Buenos días, Pedro ¿qué tal va la vida?

- Me voy manteniendo hasta ahora, pero, no sé, pregúntame mañana y veremos.

- Estás muy pesimista. Anímate,  que ya no tienes que aprobar ninguna asignatura como cuando estudiamos.

- Sí tienes razón, ya aprobé todas las que tenía de estudiante.

- Desde luego, porque la carrera que estudiante debió costarte trabajo.

- Pues sí, aunque no fui un gran estudiante, porque había algunas asignaturas que no me entraban y tenía que aprobarlas utilizando los sistemas de cualquier estudiante que tú debiste usar también en tu carrera.

-Ya, ya, eso quiere decir que aprobabas algunas asignaturas sin saberla.

- Pues sí, es muy raro el estudiante que alguna vez no haya copiado algo y se han utilizado muchos sistemas de estudiante por todos conocidas, incluso lógicamente por los profesores.

- Ya, ya, si yo también he copiado en algunas ocasiones y algún recuerdo me queda.

- Y eso que no teníamos la tecnología de ahora, pero éramos unos artistas inventando todo tipo de maniobras para poder aprobar algún examen, especialmente en los casos de copiar.

- Pues, sí, en aquellos tiempos el examen de una asignatura llevaba las mismas preguntas o temas para todos los que se examinaban y eso nos daba cierta facilidad para los compañeros.

- Cuáles recuerdas tú.

- Yo, el que más practicaba era preguntar al compañero de al lado las respuestas sin mover los labios y debí hacerlo muy bien porque no me pillaron nunca.

- Yo no tuve tanta suerte porque en el examen de historia me pillaron dos veces que te las cuento: una fue la de llevar una chuleta en la funda del bolígrafo, donde tenía apuntados algunas fechas y nombres y el profesor me requisó el bolígrafo y me dio otra nueva ocasión de examen y el segundo caso con el típico truco de la goma elástica y el profesor me suspendió y fuera de la clase me explicó cómo pudo averiguarlo y me dijo que ya le extrañó que en un día tan soleado como el del examen me presentara con una pellica y me estuvo observando como un detective hasta que me pilló.

- Pues yo recuerdo alguno más del instituto, lo que pasa es que nosotros estábamos más organizados, porque las citas para ocupar las sillas del examen se hacían por orden alfabético de apellidos y el grupo de los apellidos que empezaban por la letra “B, éramos seis y quedamos de acuerdo con otro de la letra C en diseñar unas marcas con las manos para el examen de matemáticas.

- ¿Cómo era el truco?

- Con los dedos que servían de marca: el dedo índice y medio cruzados=multiplicar; separados=dividir; con el índice escondido restar; con el medio escondido y el índice escondido sumar; la numeración era muy sencilla : con la mano hacia arriba los cinco primeros números según los que enseñabas y del 6 al 10 lo mismo, pero con la palma de la mano al revés.

- Pues sí que era complicado.

- Qué va, en cuanto cogías la costumbre era muy fácil y te acostumbrabas con la práctica.

- Bueno en total: ¿cuántas aprobaste copiando? Yo solamente una.

- Pues en mi caso tres, que no está mal.

¿Sabéis algún truco más? Claro.

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