Esta laguna situada al lado del actual pueblo del mismo nombre, dispone de una antigua leyenda de su formación, en la comarca de El Bierzo en la provincia de León y en las inmediaciones de la zona denominada como Las Médulas, que eran una rutas y excavaciones mineras de la época de los romanos en la explotación del oro.
La leyenda anterior habla de la existencia de un Monasterio de abades que habían conseguido dar fertilidad a los campos, gracias a su labor de agricultores y que estaban muy bien considerados por los habitantes próximos por su labor confesional.
Ocurrió que en una ocasión acogieron a un varón de 13 años que se encontraba solo y que sus padres habían fallecido.
Lo recogieron y lo cuidaron con todo cariño y afecto, sin que intentaran hacerle monje, pues el niño parecía más tendencioso por la vida exterior a la de los abades.
Ya hecho un hombre, conoció a una campesina hija de unos agricultores de la zona y se enamoraron, decidiendo contraer matrimonio con el aplauso y aprobación de los abades y de los padres de la muchacha.
Sin embargo, entró un tercero en discordia, cuando el dueño del castillo de Cornatel-que todavía existe, aunque en ruinas-también pretendió a la muchacha, sin su consentimiento.
El niño, furioso, dijo que eso no ocurriría de ninguna manera.
Un día en que el señor del castillo estaba de caza fue atacado y asesinado, quedando su cadáver tendido en el paraje de Las Médulas.
Todas las culpas recayeron en el joven, ya que desapareció de la zona sin saber su destino.
El joven se alineó en las huestes del rey de León, combatiendo contra los moros.
Pasado el tiempo, recordó su anterior vida y quiso regresar a la zona de la abadía y al pueblo, donde nadie le reconoció, como tampoco lo hicieron los monjes, pero sus indagaciones sobre su antigua amada dieron como resultado de que había marchado con sus padres lejos del pueblo.
Decidió ingresar como monje en el monasterio y fue bien recibido, de tal forma que su comportamiento hizo que llegara a ser nombrado el abad del monasterio.
En una ocasión llegaron a la abadía unos campesinos asustados por haber encontrado una criatura fantasmal sin que pudieran verificar que tipo de figura, ni definir su personalidad. Los monjes pensaron que eran muy exageradas sus apreciaciones y decidieron acercarse a los túneles de las Médulas, donde los campesinos habían encontrado al fantasma.
Y, efectivamente, una vez en los túneles, apareció una imagen fantasiosa de una mujer que, con gestos y expresiones alarmantes, hicieron que todos desparecieran huyendo del lugar verdaderamente asustados, menos el abad que quedó pasmado porque reconoció en la figura a su antigua amada, al igual que le ocurrió a la mujer fantasma, de tal manera que se juntaron y unieron en un abrazo y se mantuvieron como antiguos enamorados, hasta que, “¡de pronto!” e inesperadamente surgió una inmensa llamarada con un intenso y alarmante ruido, como si un volcán hubiera estallado y se rompieron las inmensas piedras y rocas, surgiendo una inmensa masa de agua que envolvió todos los lugares del valle y quedando como una laguna que se había tragado todo, incluso la abadía y la desaparición de los amantes, que quedó nombrada como la Laguna de Carucedo actual.
- Carucedo es una población al oeste de la provincia de León con 495 habitantes y que su establecimiento como núcleo urbano data de 1213.
- El castillo de Cornatel se encuentra en Priaranza del Bierzo y actualmente depende de la Junta Vecinal de Villavieja y tienen una larga historia y fue centro principal de la novela: El señor de Bembibre, del escritor Enrique Gil y Carrasco. Fue declarado Bien de Interés Cultural en 1949.
- El lago de Carucedo procede su formación de la estructura de aluvionamiento, como consecuencia de la explotación minera de los romanos en las Médulas y que se asienta sobre los restos de un cráter volcánico Tiene una superficie de 67 hectáreas y 5 kilómetros de perímetro.
- También se le cita la leyenda como la existencia de la espada de Roldán, Durandarte,
- Otra leyenda se le asigna del amor de la ninfa Carissia con el general romano Tito Carissio.