Presentamos otro árbol muy especial, curioso e interesante dentro de los que hasta ahora hemos descrito en nuestros trabajos de explicación y que dispone de otras peculiaridades que merecen la pena tener en cuenta y desde luego conocer.
Este árbol se encuentra adaptado a nuestra zona y lo podemos encontrar en diferentes paseos del exterior de Tomelloso. Aunque existe en numerosas rotondas y calles exteriores, les pongo de ejemplo por mencionar alguno zona de observación para los curiosos, los que existen a lo largo de la pequeña pista para vehículos que sale desde el Eroski, donde a lo largo de su recorrido y hasta la llegada a la rotonda se encuentran ejemplares suficientes, aunque repito que existen en muchos más sitios y lugares de la población.
Es una planta procedente de zonas de mucha altitud, concretamente se habla de que su origen es del Himalaya. Aunque su nombre más frecuente es la de “Cinamomo”, coloquialmente se la conoce simplemente como “Melia” y en algunos caso se la llama también como Árbol del Paraíso, cuando esta apelación no es correcta, porque esta denominación pertenece a la especie: “ Eleagnus angustifolia”.
Su gran atractivo se encuentra en las bonitas de sus flores y las tonalidades que toman en plena floración, así como que desprenden un aroma especial muy agradable a lila, lo que hace que sea una de las plantas de mayor progreso en parques y jardines, aunque especialmente más en largas líneas de árboles a lo largo de paseos o rondas.
Descripción botánica
Es una planta que puede adquirir gran altura. Sus hojas son compuestas de varios foliolos aovados, en cantidad impar, terminados en punta de color verde intenso por el haz y menos en el envés. Las flores tienen cinco pétalos, se presentan en panículas proporcionando unos colores lilas-violetas inconfundibles y, como hemos dicho, de suaves aromas. Los frutos son esféricos, con una agujero central y que quedan colgados de los arboles aun en invierno y hasta bien entrada la primavera. Como curiosidad se ha indicado que sus frutos son tóxicos y de propiedades narcóticas, aunque comestibles, pero que no afecta a las aves, y una vez secos se pueden utilizar para hacer adornos.
Los frutos cuando caen al suelo producen serios problemas de sanidad y de limpieza, por lo que suelen plantarse como anteriormente hemos indicado en paseos y pasillos de viandantes, bordes de caminos y carreteras locales, intentando obviar las zonas de esparcimiento público.