“Lealtad para militar en el PSOE y más lealtad que nunca hacia el Gobierno” reclamaba Zapatero en el pasado congreso de este partido celebrado este fin de semana.
La lealtad es un valor importantísimo basado en la confianza, en la seguridad y el respeto. Desde siempre ha sido un mecanismo de supervivencia. Sin embargo, cuando esta lealtad es ciega y no hay cabida a disentir y discrepar porque se tiene que estar de acuerdo con todo y hay que darle la razón en cada cosa que haga y diga el líder acatando a rajatabla sus órdenes, entonces eso no es lealtad es sumisión completa, es servilismo fanático. Cuando no puedes transmitir lo que opinas desde el respeto, cuando no te puedes negar a participar de un delito o aceptar una norma injusta, ilegal o amoral en una organización, es que estás en una secta. Todos los partidos que tenemos en España son organizaciones que ejercen este tipo de presiones y mandamientos a sus bases y militantes.
A Lobato, “el verso suelto” discrepante y ya exlíder del PSOE en Madrid le ha pasado lo mismo que al montañero Núñez -protagonista del libro “El país de los ciegos”- en su intento por coronar una montaña en los Andes, cuando resbala y cae por una ladera nevada y al incorporarse comprueba aturdido que se encuentra en un valle aislado del resto del mundo por profundos precipicios, en el que sus habitantes son todos ciegos. En esta obra de H.G Wells se nos sumerge en una sociedad aislada donde la ceguera es algo con lo que conviven sin darse siquiera cuenta de ello, pero que para el montañero Núñez se convertirá en la condición y obligación necesaria de extirpar sus ojos para vivir allí y ser aceptado en la aldea.
Esta ceguera es la que te piden cuando quieres pertenecer o representar a un partido en España. Esta ceguera ética es como una oscuridad impenetrable que nos vacuna contra cualquier amoralidad que nos aceche dentro el partido, aunque se encuentre delante y sea terrorífica. El país de los ciegos nos habla de esta ceguera, de la no visión, de lo oscuro que penetra, de aquello que no podemos observar pero que, sin embargo, sentimos a nuestro alrededor. Si intentas escapar de la nieve y del frio trepando montañas porque aquello que has visto dentro no es verdad y eres esclavo de sus élites sin escrúpulos y sin conciencia, entonces vivirás y sentirás el ostracismo y la persecución de todos los ex-compañeros ciegos que como un rebaño siguen las ordenes del líder y de su fuerte estructura jerárquica para destruirte sin compasión por haber dejado de acatar servil y ciegamente los intereses y conveniencias del aclamado líder.
Antonio de Miguel