No cabe duda que el periodo del reinado de Fernando VII, de la regente María Cristina y de su hija Isabel II fue de los más movidos de nuestra historia por la innumerable cantidad de sucesos y acontecimientos de tipo militar, político y lógicamente social que se produjeron en todo el país y donde no solamente intervinieron los españoles, sino incluso franceses e ingleses.
Esta publicación va dedicada a un español que aunque no nació en nuestra región, ni tan siquiera en nuestra provincia, se hizo famoso y conocido en un pequeño pueblo de Toledo del que todavía se recuerda con una calle y una glorieta a su nombre.
Juan Palarea y Blanes
“El Médico”
Nuestro nuevo personaje nació en Murcia en 1780 y murió en la prisión de Cartagena en 1842. Por las fechas es lógico pensar que participó en los dos acontecimientos más importantes de su época como militar: la Invasión francesa y la Primera Guerra Carlista.
Inició su vida como seminarista, pero pronto lo dejó y estudió medicina en Zaragoza, donde se licenció y buscando trabajo se trasladó a Madrid, para, a través de unos amigos, finalmente encontrar empleo en 1807 en nuestra región, concretamente en Toledo en la localidad de Villalengua de la Sagra. Durante su estancia, y con prontitud, se ganó el afecto y el respeto de sus habitantes por su quehacer profesional y personal.
Cuando se produjo la invasión de los franceses este hombre, juntamente con algunos de sus vecinos, hicieron todo lo que pudieron para evitar que los franceses llevaran a cabo atropellos y en un poco tiempo formó un grupo de guerrilleros que siguió dificultando a los franceses y que terminó llamándose la “Cuadrilla del Médico”. Una de sus actuaciones fue haber conseguido capturar a los franceses un correo que iba destinado a José Bonaparte y por tal hecho le nombraron Comandante de Partida y le dieron el cargo de Alférez de Caballería.
Siguió actuando en contra de los franceses y ya en 1810 por sus méritos fue ascendido a teniente coronel.
Otro de sus actos más relevantes fue la captura de cerca de 100 soldados franceses de un grupo de 140, en los que existían unos 25 españoles que se rindieron, pero los franceses se guarecieron en una ermita y para hacerlos salir, y juntamente con una vecina, encendieron fuego y le arrimaron azufre, pimienta y pimento, de tal manera que se formó una impresionante carga de humo que impedía respirar, por lo que los franceses tuvieron que salir. Por tal hecho fue nombrado Coronel.
Continuó con sus acciones en ataques contra los franceses y ya en 1813 fue nombrado brigadier, para en el año 1820 ser nombrado diputado a Cortés.
Con la entrada en España de los llamados “Cien mil hijos de San Luis”, Palarea tuvo la desgracia de perder en tres de las batallas que tuvo con los franceses y finalmente fue apresado y enviado a Francia, además de que el último bastión de Cartagena, controlado por el general Torrijos terminó rindiéndose e igualmente apresado y enviado a Francia donde, se juntó con Juan Palarea.
En el exilio decidieron seguir realizando conspiraciones y desembarcaron en Gibraltar para ganar adeptos, aunque finalmente, en desacuerdo con Torrijos, se desplazó de nuevo a Inglaterra y posteriormente a Argel.
Con el nombramiento de la Reina Gobernadora de España María Cristina de Borbón, en la minoría de edad de su hija Isabel, la regente permitió el regreso de los exiliados y Juan Palarea se llegó a España y el gobierno le encargó la misión de combatir contra el general Cabrera que se había desplazado desde su cuartel general en el Maestrazgo hacia Aragón. Al poco mantuvieron un combate en la sierra de Molina de Aragón, donde salió victorioso Palarea. Por tal victoria le fue concedida la Gran Cruz Laureada de San Fernando, pero no fue la última batalla, pues volvieron a enfrentarse en Chiva (Valencia) con una nueva victoria y en esta ocasión fue nombrado Capitán General de los Reinos de Jaén y Granada.
En 1839 dejó sus actividades castrenses y pasó al Senado.
No acaba aquí la biografía de este médico y militar. Con el nombramiento de Baldomero Espartero como regente del reino, previa retirada de la Reina Gobernadora a Francia, se produjeron distintas desavenencias entre moderados y progresistas, con grandes disturbios y manifestaciones en la que uno de los sublevados, el general Diego León fue pasado por las armas. Juan Palarea fue apresado y llevado a la cárcel de San Julián en Cartagena donde apareció muerto en el calabozo el 7 de marzo de 1842, según se dice en extrañas circunstancias. Se encuentra enterrado en el cementerio de Murcia.
Todos los datos e información están encontrados en Internet, Hemeroteca Digital, Real Academia de la Historia, Artículo de Julio Repollés de Zayas en la Revista Historia y Vida de abril/76, y documenatción de Biblioteca personal.
