La intervención urbanística en el Paseo de San Isidro de Tomelloso vuelve a poner en el foco la escasa sensibilidad de las autoridades municipales respecto al arbolado existente. La caída inexplicable de seis de ellos, acontecida la semana pasada y que ha supuesto la pérdida irreparable de ejemplares de notable porte y el consiguiente peligro para las personas, obliga a un replanteamiento urgente de la dirección técnica y de los criterios de la obra concebida; el arreglo del pavimento de una de las arterias principales de Tomelloso.Ya antes de este hecho, se advertía el maltrato a los pies arbóreos. En algunos de ellos se podía observar la rotura de raíces, al descubierto, junto a la nula o precaria cubrición del tronco (mediante paneles, tablones y vallado, como establece la Ordenanza de Medio Ambiente), dejándoles desprovistos de una básica protección frente a rozaduras, golpes o impactos de la maquinaria pesada. Lo sucedido era previsible, máxime en días de inestabilidad meteorológica, con ráfagas de fuerte viento, como los que tuvo lugar el miércoles 19 de marzo, cuando el derrumbe de dos grandes árboles obligó a que un equipo de bomberos se personase para acordonar la zona y evitar males mayores».
Las explicaciones ofrecidas por los responsables políticos municipales son del todo insuficientes y contradictorias. Por un lado, argumentando que uno de los propósitos de la remodelación del paseo es la reposición (sustitución del arbolado envejecido por otro más joven), un eufemismo de dudoso rigor técnico que por desgracia se viene aplicando en los últimos años y que ha conllevado la desaparición de arboledas muy queridas. Mientras que por otro lado, se presenta la caída de los ejemplares como meros percances, faltando a la verdad o minimizando en términos cuantitativos los siniestros (para el Ayuntamiento son uno o dos los árboles caídos, cuando realmente, y por el momento, son seis)
Independientemente de lo trascendido en el Paseo de San Isidro, se viene normalizando – contra los presupuestos reglamentarios de la Ordenanza de Medio Ambiente y contra los principios y recomendaciones de la arboricultura moderna y de la jardinería sostenible – el poco respeto a los árboles en proyectos de obra y reforma, muchas veces en el marco de inversiones públicas. La flexibilidad o dejadez de la Administración Local en el diseño, dirección o tutela de las obras favorecen situaciones sobrevenidas, que implican el deterioro o la eliminación de estas formaciones vegetales, prescindiendo de su valor botánico, cultural y estético, y de su función como captadores de carbono y de partículas contaminantes, así como de reguladores de unas
temperaturas al alza a consecuencia del cambio climático.
Ecologistas en Acción-Ciudad Real insta al Ayuntamiento de Tomelloso a reconsiderar la importancia intrínseca del arbolado urbano, en especial el de más edad, tamaño y singularidad, con un plan de gestión o de choque, que lo salvaguarde de los proyectos de renovación urbanística, divulgando su potencialidad como actores irremplazables en un contexto de adaptación y mitigación al cambio climático. Al mismo tiempo, solicita la paralización de las obras del Paseo de San Isidro, hasta que quede asegurada la protección y seguridad de los árboles.