Las particulares condiciones geológicas del subsuelo de Tomelloso han favorecido la excavación de más de 2000 cavidades subterráneas en toda la extensión de la ciudad, a profundidades de entre 2 y 4 metros bajo la superficie, a lo largo, principalmente aunque no sólo, del siglo XX. En general se trata de bodegas -las más antiguas-, pero también de areneros -industriales y privados-, cuya materia prima se utilizó, fundamentalmente, para la fabricación de terrazo que abasteció el boom de la construcción en el pasado siglo en toda España.
Un conjunto de actuaciones realizadas, generalmente en el pasado, han afectado de forma negativa al correcto mantenimiento y estabilidad de las cuevas. Entre estas malas prácticas destacan el cegado de lumbreras y ventilaciones exteriores, el incorrecto relleno de las cuevas formando conos de vertido, el vertido de escombros, residuos o agua -que genera metano y afecta negativamente a la caliza del suelo-, o la rotura de la costra durante la construcción de nuevos apeos.
Así, el deterioro gradual de estas cavidades ha provocado el hundimiento de algunas de ellas. El 25 de enero de 2022 se produjo, en el barrio de La Esperanza de Tomelloso, el colapso de una cueva excavada bajo el patio trasero de la vivienda situada en la calle Matadero. Este colapso se sumó a otro, ocurrido 4 días antes, el día 21 de enero de 2022, en la calle San Mateo, a unos 300 metros de distancia, y a otro más, ocurrido un año antes, el 7 de febrero de 2021, en la calle Lope de Vega, a unos 25 metros de distancia.
Todos ellos se produjeron en cuevas-arenero de gran tamaño, con luces de más de 12 metros de ancho. Ocasionaron el derrumbe de 5 viviendas y la afección a varias calles. Afortunadamente, hasta la fecha, no se ha registrado ninguna pérdida humana. Sin embargo, resulta evidente que representan un peligro real para las personas que circulan por el viario público y viven en las viviendas afectadas. Además, se trata de un problema que no solo afecta a Tomelloso. Potencialmente podría hacerlo también a otras localidades cercanas, como Argamasilla de Alba o Almodóvar del Campo, por citar algunos ejemplos de municipios que igualmente cuentan con numerosas oquedades inexploradas en su subsuelo.
Para hacer frente a este problema, el Ayuntamiento de Tomelloso y la Universidad de Castilla-La Mancha han trabajado juntos, firmando hasta la fecha, dos convenios de colaboración.
El objetivo de los trabajos desarrollados como fruto de estos convenios es localizar las cavidades subterráneas ocultas, estudiar las características del terreno y analizar el mecanismo de colapso. El diagnóstico de las 206 cuevas cartografiadas hasta le fecha -sólo un 10% de las que existen en realidad- ha permitido identificar las que requieren una intervención más urgente debido a su deterioro. Este es el caso del arenero localizado en la Avenida Príncipe Alfonso, que ha sido consolidado, mediante el empleo de técnicas y materiales constructivos tradicionales, recuperando, además, este espacio para la ciudad.
A petición del Ayuntamiento de Tomelloso, y acompañando a su alcalde, Javier Navarro, una delegación del COACM, encabezada por la decana, Elena Guijarro, y por el presidente de la demarcación de Ciudad Real, José Antonio González Baos, de la que formaron parte 34 arquitectos de toda la región, y más de un centenar de estudiantes de la Escuela de Arquitectura de la UCLM, la ha visitado recientemente, tomando buena nota de la solución que el equipo multidisciplinar de arquitectos y geólogos de la UCLM, cuyas cabezas visibles son José Antonio Aguado -arquitecto y Juan Alonso -geólogo-, en colaboración con el consistorio, encontraron para la consolidación del lugar.
El método consiste en la instalación de pilares que refuerzan la estructura del subsuelo, utilizando técnicas tradicionales de construcción romana. Es, por lo tanto, una solución probada, eficiente y económica, que permite rehabitar los espacios existentes, convertirlos en estables térmicamente y restituir su ventilación, con un gasto energético mínimo, basada en materiales allí encontrados y que respeta el equilibrio hídrico del entorno. Ahora, el objetivo del Ayuntamiento – y otro de los motivos de la visita de arquitectos y estudiantes- es patentar esta solución, crear escuela y dar a conocer estas soluciones económicas a técnicos y maestros constructores como aplicables en otros casos similares.
Elena Guijarro ha asegurado que no solo mantendrá, sino que incrementará el apoyo del COACM al Ayuntamiento de Tomelloso para divulgar el problema y para buscar posibles soluciones. “Queda mucho trabajo por hacer, por lo que le he hecho saber al alcalde de Tomelloso que seguirá contando con los arquitectos de Castilla-La Mancha para aquello que necesite. Conviene destacar que hablamos de una situación que implica un riesgo real para las personas”, señala la decana.
Tras la visita a la cavidad, se inauguraba, en la demarcación de Ciudad Real del COACM, la exposición ‘Bajo Tomelloso, recuperación de las cuevas areneros’, con la que el Ayuntamiento y la Universidad de Castilla-La Mancha dan a conocer el problema, lo mucho que queda por hacer para solucionarlo, y los trabajos realizados en las cuevas donde se ha intervenido.
La exposición cuenta con cerca de 50 paneles, con imágenes del fotógrafo especializado en arquitectura, Javier Longobardo, y planos y dibujos aportados por la UCLM. Se puede admirar en la demarcación de Ciudad Real del COACM, en la calle Carlos López Bustos, 3, de la capital manchega, hasta el 28 de febrero en horario de mañana (de 9 a 14). A continuación, iniciará un periplo por todas las delegaciones regionales del COACM, como una de las contribuciones colegiales para dar a conocer el problema, y también en la búsqueda de soluciones.