Resulta evidente que la función más importante de las cuevas es conseguir elaborar vino y a ello dedicaremos algunos artículos sobre el proceso integral del proceso: entrada de la uva, prensado, vinificación, cuidados posteriores, subproductos y todos su cuidados y manipulación.
Deseamos ir pasando en breves artículos muchas de las particularidades que nos vamos encontrando en todo el proceso y en detalles curiosos que iremos desarrollando con cierta peculiaridad.
Una de esas particularidades propias de las tinajas de Tomelloso y únicamente atribuidos a las tinajas de barro, es la aparición en algunas de ellas de los llamados y conocidos como “cosidos”.
Con cierta frecuencia durante el proceso de fabricación se producían anomalías invisibles y, frecuentemente, también en la manipulación de las tinajas al introducirlas en las cuevas se producían golpes y rozaduras.
En estos casos se realizaba la operación de arreglo de estas rajas mediante la utilización de trozos de varilla de hierro duro en forma de grapas con dos puntas, que se clavaban perpendicularmente al sentido de la raja y muy juntas unas de otras y se podían realizar tanto en sentido horizontal como vertical e incluso, en algunas tinajas, se podían apreciar la existencia de “varios cosidos”. De esta forma se trataba de evitar la posible rotura definitiva de las tinajas.
Durante la elaboración del vino en las tinajas de barro y especialmente en la de los vinos tintos de fermentación más tumultuosa, se producían aberturas o rajas en algunas zonas de la tinaja
A pesar de ello, existía y aparecía la rotura de las tinajas de barro , entendiendo que existían de dos formas: de la rotura, cuando simplemente se abría una abertura en la panza de la tinaja-que se conocía como “reventado”- y cuando se producía el derrumbe de gran parte de la estructura, si no totalmente- se conocía con el nombre de “aplanado”.
Añadimos otro detalle de las cuevas, orientándonos hacia las tinajas una vez fermentadas.
Para el mantenimiento del vino ya fermentado y en evitación de entrada de polvo, insectos y demás suciedades, las tinajas recibían unas protecciones en la boca.
El cerramiento de las tinajas se realizaba utilizando distintos tipos de elementos de cierre.
Existían los llamados “sombreros”, “tapas” y “capachos” elaborados con plástico rígido, de pleita o bien de paja de centeno y de plástico con goma elástica.
Los “capachos” de plástico rígido se cerraban a presión, acoplándolas sobre un lado y cerrándolos por el opuesto con una ligera presión.
Las cubiertas de pleita, e incluso algunas de caña de centeno eran de varios modelos: desde las planas, hasta las llamadas de “gorrillos” de forma cóncava y con forma muy original y que permitían manejarlas con mayor comodidad. Llevaban asas en su parte central y se hicieron muy famosas y populares las realizadas en la localidad de Almagro.
En los últimos años, los agricultores utilizaban únicamente una lámina de plástico cuadrado, que se cerraba mediante una goma estrecha y algo rígida, que permitía ver el contenido de la tinaja, soltando un lado de la lámina para volverla a introducir dentro de la goma elástica sin tener que quitarla en su totalidad.
Continuaremos con más novedades destacables de otras curiosidades.