La última vez que salté por la ventana
olvidé decirte que Janis Joplin preparó el desayuno,
hubiera dado lo mismo, pero se que te encanta
imaginarme sobre tu cuello, dejando caer la mermelada
con esa rabia impredecible que tanto te recuerda a ella.
Di de comer al gato, pero no recuerdo
si apagué la luz o si acaricie tu boca por última vez,
ya era tarde para recordarte saltando por los tejados
detrás de la luna y todas las noches cómplices.
Quizá estabas dormida cuando el frío de la calle
me obligó a pensarte de nuevo
con esa nostalgia que se impregna
para siempre, en el trayecto
de lo prohibido y de lo absurdo.
Janis Joplin abrió la puerta y tú seguías dormida,
aproveché para desayunar y charlar con ella,
cantó Cry Baby y se inyectó heroína,
reímos juntos, mientras la vida trágica
volvía a discurrir por la ventana,
como una lágrima perdida en un circo,
con un león hambriento en una jaula.
Para entonces Janie Joplin ya no estaba,
dejó la puerta abierta y la ventana cerrada
y en la mesita de noche, un frasco de mermelada.
La última vez que salté por la ventana
olvidé decirte que Janis Joplin preparó el desayuno.
@ Miguel Á. Bernao
#poemasbernao