A casi mil metros de altitud, con su famoso manantial y su iglesia gótica son visitas inexcusables para esta localidad del Alto Aragón.
Es extraordinario ver localidades de nuestra España, donde se aprecia el paso del tiempo y la repercusión de la despoblación en la mayoría de nuestros entornos, especialmente en las zonas no mojadas por el mar.
Viajando por distintos pueblos nos encontramos en muchas ocasiones con poblaciones donde podemos apreciar la importancia de cada localidad por sus construcciones, casas y viviendas, pareciéndonos que es importante la localidad que contemplamos.
Realmente no es lo que nuestros ojos aprecian desde el coche, pues en realidad estamos teniendo un error.
Los pueblos deshabitados mantienen en muchas ocasiones sus viviendas, casas, almacenes y establos, pero la población de hecho que reside diariamente en el núcleo urbano no tiene nada que ver con la impresión que hemos tomado en un principio.
Estos pueblos, no obstante, mantienen vivo ese ambiente de recogimiento, de tranquilidad, de calma y sosiego que la vida diaria nos hace desear por la aceleración de nuestro trabajo y de nuestra vida cotidiana en poblaciones donde el desarrollo económico ha progresado y obligado a encontrar trabajo para desarrollar nuestras exigencias vitales y económicas.
Sin embargo, estos pueblos se llenan de personas en las épocas de verano y de celebraciones de festividades y de costumbres, manteniendo una población que acude a estos núcleos para disfrutar y a recordar tiempos anteriores y a poder descansar con una vida más tranquila, al menos durante un tiempo.
Por eso el acondicionamiento de los lugares que forman el patrimonio de estas poblaciones es indispensable que se rehabilite y se tengan en continua restauración, porque marca la riqueza y fue el motivo de que en anteriores épocas fuera una población de mayor trascendencia y habitabilidad.
Insistimos en que se hace necesario mantener, cuidar y actualizar el patrimonio artístico, monumental e histórico de nuestros pueblos afectados por la despoblación.
Las actividades turísticas deben promocionarse y ampliar sus posibilidades, porque, evidentemente, cualquier localidad de España se lo merece.
Este es el caso de la población que hemos elegido para terminar este artículo, que expone lo aquí comentado, puesto que la vista de la lejanía parece que la localidad está bien habitada y con grana actividad por el número de casas, viviendas y lugares, cuando en realidad los vecinos residentes son cada vez menores por despoblación.
CABOLAFUENTE (Zaragoza)
Municipio y localidad situado el suroeste de la provincia en el límite con las provincias de Guadalajara y Teruel. Pertenece a la Comunidad de Calatayud, con una superficie del término municipal de 3.900 hectáreas. La población se sitúa a 977 metros de altitud, dispone de una población, según el censo del 2023, de 46 habitantes y a 137 kilómetros de la capital Zaragoza.
Se encuentra situada en un cerro que alcanza los 990 metros de altitud.
Su patrimonio es importante, existiendo:
… Iglesia Parroquial de la Purísima Concepción, de estilo gótico y construida en el siglo XVI. Ubicada en lo alto del cerro, rodeada de un recinto amurallado con piedra de sillería. Es de una sola nave y destaca la sacristía. Dispone de varias obras de arte, como un retablo de Juan de Orihuela o el Cristo de la Piedad, talla del siglo XVII.
... Fuente Vieja, así llamado a un manantial que mana a siete metros de altura a través de un encañado de 200 metros de longitud, llegando hasta la fuente de medio arco con piedra de sillería y un pilón final.
… Cerca del pueblo encontramos la Ermita de San Gregorio Magno, con una portada de sillería, ubicada en las proximidades del cementerio.
… En el paraje La Torrecilla, se encuentra una acrópolis de un pueblo celtíbero sin explorar.
… Existió otra Ermita de San Sebastián, hoy en día casi sin restos visibles.
… En los alrededores se encuentran pozos con norias, colmenares, parideras y algunos navajos en piedra seca.
CUEVAS
En la ladera del cerro, en la zona de la umbría, a las afueras de la población en unos pequeños montículos, bordeados por las calles de C. Real y C. letra D y Calla Castillo, se contempla la existencia de unas 130 cuevas clásicas y lagares excavadas, cuyas entradas se encuentran cubiertas de ramas de sabina compactadas con tierra de arcilla.
Las cuevas están excavadas en arcilla y a gran profundidad, con amplio espacio donde se guardan las cubas.
Es tradición del pueblo juntarse para merendar y especialmente en la llamada Semana Cultural, donde se reserva una tarde para pasarla en las bodegas.
Algunas aún se utilizan para guardar vino y por parte del Ayuntamiento se está haciendo un programa de recuperación de cuevas(bodegas) y se da opción de adquirir algunas y ayudar a recuperarlas.